Las críticas de Daniel Farriol en el 76 Festival de Locarno:
Touched
Touched es una drama alemán que está escrito y dirigido por Claudia Rorarius. La historia se centra en la relación prohibida que surge entre una cuidadora obesa y un paciente parapléjico, un amor que estará sujeto a exigencias y humillaciones constante donde ambos explorarán su sexualidad entre el placer y el dolor que se infringen el uno al otro. Está protagonizada por Isold Halldórudóttir, Stavros Zafeiris, Angeliki Papoulia, Yousef Sweid, Dimitra Vlagopoulou, Camille Dombrowsky, Marie Tragousti, Hannah Schutsch y Maj-Britt Klenke. La película ha podido verse en la Sección Cineasti del presente del Locarno Film Festival 2023.
La cuidadora y el enfermo
Touched es un controvertido drama alemán que plantea una historia de amor y sexo bastante inusual en el cine al estar protagonizada por un hombre que ha quedado recientemente parapléjico y una cuidadora obesa. Eso permite a la directora Claudia Rorarius plantear imágenes de sexualidad explícita entre cuerpos no normativos y, a la vez, explorar la deriva que adquiere una relación tóxica al poner en jaque el concepto de los roles de género en las parejas o los conceptos de masculinidad/feminidad preconcebidos por la sociedad. Recientemente pudimos ver la película española La consagración de la primavera (Fernando Franco, 2022) que rompía el tabú del sexo en la discapacidad, Rorarius aquí va mucho más allá.
La trama nos presenta a María (Isold Halldórudóttir), una joven enfermera que comienza a trabajar en los cuidados de Alex (Stavros Zafeiris) yendo a su domicilio. Maria es introvertida, parece incomodarle la desnudez del paciente cuando debe ocuparse de lavarle el cuerpo y también puede adivinarse en su mirada un sentimiento de baja autoestima que probablemente tenga que ver con estar obesa y tener que lidiar a diario con la mirada no deseada de los demás. Alex es un tipo arisco que desprecia su actual cuerpo inerte y que ahora también debe soportar la mirada lastimera de otros, pero podemos entrever que antes del accidente era un hombre extrovertido que tenía bastante vida social.
El encuentro entre ambos desatará una revolución de sentimientos contradictorios que buscará suplir sus respectivas carencias emocionales, algo que les hará iniciar una relación de dependencia autodestructiva que sacará a relucir lo mejor y lo peor de cada uno de ellos.
Mucho sexo y pocas nueces
La germana Claudia Rorarius es valiente, pero a menudo cruza la línea de lo puramente efectista con escenas que parecen querer escandalizar al personal mostrando, por ejemplo, planos de detalle de una masturbación femenina o de un pene siendo sondado con un catéter. Sin embargo, las imágenes de la película van perdiendo fuerza cuánto más explícitas se vuelven, esa fijación por escenas «trangresoras» de índole sexual acaba aburriendo y alargando innecesariamente el metraje del filme hasta… ¡los 135 minutos!. Pese a ello, cuando se concentra en la psicología de los personajes más que sus órganos sexuales, sí consigue imágenes de belleza hipnótica donde una fotografía agradable iluminada con tonos pastel contrasta con los claroscuros que se derivan de las actitudes vejatorias de los dos protagonistas.
Porque aunque la película adquiera cierto tamiz feminista por tener como punto de vista principal el de María, la extraña pareja mantendrá una relación enfermiza de poder, posesión y celos donde cada cada uno irá asumiendo el rol de dominante o sumiso en distintos momentos. El formato de pantalla 4:3 con que está filmada Touched ayuda a incrementar la sensación claustrofóbica para dos personajes sin escapatoria que irremediablemente se dirigen hacia un desenlace traumático. Uno de los pocos momentos de desahogo relativo es cuando María interpreta en un karaoke la melancólica tonada de «Time After Time» de Cyndi Lauper, pero subrayo lo de relativo porque hasta en ese momento de recreo el rictus de María es lánguido y estará cantando encerrada en una cabina de cristal sin despertar la curiosidad del resto de comensales.
Una coreografía sexual para escenificar la toxicidad en las relaciones
Otro de los grandes aciertos/problemas que tiene Touched es la ausencia de subtramas secundarias, eso permite concentrarnos en exclusividad en los vaivenes tóxicos de la relación, pero también puede resultarnos agotador o reiterativo. En ese sentido, la entrada en escena de la ex novia de Alex servirá como punto de inflexión para hacer explotar todas las frustraciones internas de los dos protagonistas. Ambos se embarcarán, entonces, en una afrenta suicida donde hacer el máximo daño posible al otro se convertirá en la forma de defender su propio espacio en la relación para no renunciar al poco amor propio que les queda. La película es contundente y desgarradora en sus pesimistas reflexiones sobre la condición humana.
Por desgracia, Claudia Rorarius se muestra errática y precipitada durante un desenlace insatisfactorio que pretende plasmar en imágenes aquello que conocemos como «amor/odio» o mejor dicho «obsesión». Llegados a ese punto, María y Alex se han vuelto adictos al tormento, el sexo entre ellos ya no es placentero, solo les queda acometer una ruptura definitiva que la directora suaviza mediante una escena onírica de danza que está metida con calzador.
Touched es un filme conscientemente incómodo que cuestiona la noción que tenemos acerca de la masculinidad y de la feminidad, así como las dinámicas de poder ejercidas en las relaciones sexuales. La propuesta resulta tan interesante como extenuante y, a menudo, el sensacionalismo de lo carnal acaba acaparando la atención de la historia por encima de las sugestivas ideas que subyacen en el retrato psicológico.
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