Al inicio del tercer acto de Tosca de Giacomo Puccini, el pintor Mario Cavaradossi interpreta una de las más bellas arias de la historia de la ópera. Aunque su título es “E lucevan le stelle” (Y lucían las estrellas) es popularmente conocida como el “Adiós a la vida” de Tosca y en ella, Cavaradossi (papel que han interpretado los más grandes tenores), sabedor de la cercanía de su muerte, entona un último canto de despedida: para siempre desvanecido mi sueño de amor… la hora ya ha pasado y muero desesperado. Y jamás he amado tanto la vida. No se me ocurre una despedida más difícil que hacerlo precisamente de la condición de estar vivo. Con plena consciencia de la inminencia del final, ser capaz de ordenar serenamente las cosas y despedirse con entereza de los seres queridos antes de afrontar cara a cara a la vieja de la guadaña.
El director español Lino Escalera, con cierto bagaje como cortometrajista y director de episodios de series de televisión, debuta en el largometraje con la más que notable No sé decir adiós, un auténtico canto de “Adiós a la vida” protagonizado por un tremendo Juan Diego y una apoteósica Nathalie Poza. No sé decir adiós, a su paso por la última edición del Festival de Málaga obtuvo cuatro galardones, entre ellos la Biznaga de plata, el premio al mejor guion, y los correspondientes a mejor actriz y mejor actor de reparto para los citados Poza y Diego respectivamente.
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