Crítica de ‘Clark‘: Alegre y colorida serie de una dura y oscura historia

Lo que uno suele imaginar es que los criminales son personas poco conocidas, sobre todo por no ser normal que hagan públicos sus crímenes ante la sociedad. Aún así, algunos han dejado patentes sus fechorías, y hasta nuestros días hemos tenido muchas películas y series alrededor de Al Capone o Bonnie y Clyde, por citar algunos ejemplos de personas relevantes que son famosas por sus malos actos. Puede que el nombre de Clark Olofsson nos suene poco en nuestro país, pero en Suecia fue una estrella con repercusión en televisión, y Netflix ha decidido contar su historia para que la conozcamos a nivel mundial.

La serie, basada en las verdades y mentiras desveladas en la autobiografía de Clark Olofsson, ofrece un relato ficticio de una de las personalidades más polémicas de la historia contemporánea de Suecia. Clark narra la vida del hombre que dio origen a la expresión «síndrome de Estocolmo» cuando sedujo a toda Suecia, que se rindió a sus encantos pese a sus cargos por tráfico de drogas, intento de asesinato, agresión, robo y montones de atracos a bancos.

Colorida serie para una oscura historia

La historia de Clark podría haberse contado en una serie criminal repleta de misterio y suspense, pero curiosamente se ha optado por presentar la serie desde una perspectiva mucho más colorida y alegre de lo que cabría esperar, sobre todo teniendo en cuenta el oscuro pasado del protagonista. Ficcionando muchos acontecimientos, se han permitido el lujo de exagerar mucha situaciones, lo que ayuda a que la serie sea muy distendida y fácil de ver, incluso a pesar de la larga duración de sus capítulos.

Bill Skarsgård es conocido especialmente por haber interpretado al payaso asesino de It, y parece que le ha cogido el gusto a los papeles de personajes marcados por la locura y en los que pueda dejarse llevar. Con un encanto sorprendente para cautivar a las personas que están a su alrededor, consigue convertirse en una persona con gran capacidad para el engaño y una cierta despreocupación.

Clark es un personaje a medida para este actor del que ya sabíamos lo que era capaz de ofrecernos, como habíamos visto ya anteriormente, mostrándose divertido y encantador en los primeros episodios, como un delincuente de poca monta, pero vemos como va evolucionando, dejando poco a poco a un lado su encanto al no encajar según nos van mostrando su oscuro pasado. Mención especial merece cierta escena en la que aparece disfrazado y no podemos dejar de recordar su papel de Pennywise, pero sin dar miedo, dado que no es el objetivo de la serie.

Encanto para engañar

En muchas películas hemos visto criminales encantadores con los que podíamos empatizar, incluso sabiendo que sus actos no eran especialmente correctos, y Clark nos recuerda mucho a películas como Atrápame si puedes en la que sus protagonistas nos cautivaban con su ingenio mientras cometían crímenes. No puedo negar que a veces me pregunto si realmente es normal que me ponga del lado de quien está cruzando los límites de la ley, pero por eso presentan de esta forma a estos personajes, para que nos planteemos estas dudas jugando con la ambivalencia.

Al menos, aunque nos hagan ponernos del lado del protagonista en muchos momentos, lo cierto es que no no venden a Clark como un héroe, pues no se olvidan de mostrar su cara más oscura, pero siempre recordando su infancia y los motivos que pudieron influenciar su pasado para llegar a ser la persona que fue, siempre sin dejar de lado su sonrisa, que puede acabar con nuestra paciencia.

Puede que Clark sea algo larga por constar de 6 episodios de mucha duración, e incluso a veces roza la monotonía, pero una vez te dejas llevar por su historia y encandilar por su protagonista -tan magníficamente interpretado-, logra ser muy divertida y también nos lleva hacia el lado más oscuro de la comedia.