Crítica de ‘La tumba (The Grave)’: Realidades indiscernibles

Las críticas de Daniel Farriol:
La tumba (The Grave)

La tumba (The Grave) es una serie israelí creada y dirigida por Omri Givon (Cuando los héroes vuelan, Rehenes) que combina thriller policíaco con ciencia-ficción. Los guiones están escritos por el director junto a Nimrod Eldar. La historia nos presenta el enigma de tres esqueletos humanos que aparecen en una fosa de una reserva natural tras un terremoto. Los resultados de las pruebas de ADN de los fallecidos indican que son idénticos al ADN de tres personas que siguen vivas. Está protagonizada por Nadav Netz (Seven Minutes in Heaven, Dumb), Michal Kalman (Bnei Aruba (Hostages)), Liana Ayun (BlackSpace, Shchuna), Shalom Micahelashvili (Kirot (Walls)), Tsahi Halevi (Los policías, Laila in Haifa), Daniel Schwabe, Avigail Harari, Ortal Ben-Shoshan y Oded Leopold. La serie puede verse en Sundance TV desde el día 21 de Abril de 2022.

Del policíaco al fantástico en un entorno realista

La tumba es una serie que va mutando con lentitud del género policíaco hacia la ciencia-ficción, sin perder de vista nunca el desarrollo de los personajes dentro de un tratamiento coral dramático que funciona en distintos espacios temporales. El planteamiento inicial no puede ser más enigmático con el hallazgo de una tumba que contiene tres esqueletos humanos tras ocurrir un terremoto que remueve las tierras en una reserva natural. Cuando la policía descubre que los esqueletos comparten ADN idéntico con tres personas vivas, algo científicamente imposible, la investigación derivará en descubrir quiénes son esas personas y cuál es su vinculación con el enigma de la fosa. Los tres esqueletos pertenecen a Avigail (Liana Ayun), una chica que se encuentra encerrada en prisión por asesinato, a un famoso mentalista llamado Niko (Shalom Micahelashvili) y a Yoel Russo (Nadav Netz), el propio encargado de cuidar de la reserva natural que, a su vez, sufrió en el pasado un extraño accidente de tráfico donde murió su esposa, pudiéndose en cambio salvar el hijo que estaba engendrando, Noah.

Omri Givon crea todo un complejo entramado argumental en el que conoceremos al detalle la vida de cada uno de los personajes implicados, en una primera apariencia sin vínculos en común, alternando escenas en paralelo con la propia investigación llevada a cabo por los agentes de policía Chava (Michal Kalman) y Gabi (Tsahi Halevi). Poco a poco, a través de las visiones que sufren Yoel y Niko con un pasado que ninguno de los dos recuerda, comprobaremos que la explicación al descubrimiento de los esqueletos es algo inesperado que vira los acontecimientos hacia el género fantástico mediante una narrativa de tono realista en la descripción cotidiana de los personajes. Los primeros capítulos son muy interesantes e intrigantes, no aptos para impacientes, pero cuando se destapa todo el asunto el interés decrecerá un poco al sentir que se estira el chicle en busca de una conclusión menos explosiva de lo esperado que deja abierto además un camino que probablemente será explorado en una segunda temporada.

Dobles identidades

Para continuar hablando de La tumba es necesario destripar la trama mediante spoilers, así que sirva esto de advertencia a los que aún no habéis visto la serie. Si queréis mantener la incógnita de lo que sucede no continuéis leyendo. Tras 3 o 4 episodios en los que se dejan pistas aisladas sobre la procedencia de los esqueletos, poco a poco, iremos intuyendo de forma clara que la serie plantea la probabilidad de una línea temporal paralela en la que los personajes que conocemos tienen un doble, a veces convertido en doppelgänger, cuya existencia viene marcada por el resultado distinto de algunas acciones o sucesos.

Por ejemplo, el accidente de tráfico que sufre Yoel junto a su mujer embarazada, en la realidad temporal que conocemos tuvo como consecuencia la muerte de la mujer y la supervivencia del bebé que tenía en su vientre, sin embargo, en la otra línea temporal quién sobrevive al accidente es la esposa y muere el bebé no nato. Eso mismo sucede en el caso de otros personajes, con subtramas de asesinatos en una de las realidades, o con la distinta evolución de una enfermedad. La cosa se complica más con la presencia de un «portal» que permite viajar de un lado a otro, algo que queda físicamente patente mediante los terremotos que sacuden la zona.

El problema que tiene toda esa estructura fantástica es lo improbable que resulta la acumulación de acontecimientos diferentes en ambos lados de la realidad. Me explico. Cada modificación en una vida, a su vez, daría lugar a múltiples probabilidades distintas que cambiarían el curso de muchas otras vidas, por lo que no es creíble reunir en una sola línea paralela todas esas variaciones sin que halla otras líneas temporales que acojan nuevas alternativas a esas variaciones y, por tanto, las personalidades no tendrían únicamente una identidad doble sino que serían múltiples identidades, casi infinitas, tantas como cada nueva alteración se produjese. También resulta algo tramposa y arbitraria la utilización del pasado-presente para hacerlos colisionar en dos mundos distintos en un mismo instante, por ejemplo, la escena del accidente que dramáticamente es muy potente no deja de ser un truco que manipula el espacio-tiempo al antojo del guionista y no con una finalidad creíble en la concatenación de los eventos. Aún así, si conseguimos extraernos de las triquiñuelas del guion, la serie es una ficción bastante disfrutable gracias a unos personajes bien construidos y al buen manejo de la intriga con esos giros de guion imposibles.

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La tumba

6.8

Puntuación

6.8/10