jueves, marzo 28, 2024

Crítica de ‘El hombre del norte’: Cuando fuimos vikingos

Las críticas de Daniel Farriol:
El hombre del norte

El hombre del norte (The Northman) es un filme estadounidense de aventuras y acción que está dirigido por Robert Eggers (La bruja, El faro), el cuál también coescribe el guion junto a Sjón Sigurdsson (Lamb, Bailar en la oscuridad). La historia nos sitúa en Islandia, en pleno siglo X, donde un príncipe nórdico buscará venganza a toda costa por la muerte de su padre. Está protagonizada por Alexander Skarsgård (The Stand, Claroscuro), Nicole Kidman (Nine Perfect Strangers, The Undoing), Anya Taylor-Joy (Última noche en el Soho, Gambito de Dama), Willem Dafoe, Ethan Hawke, Björk, Claes Bang y Ralph Ineson. La película se ha estrenado en España de la mano de Universal Pictures España el día 22 de Abril de 2022.

Juego de tronos shakespeariano

El hombre del norte (The Northman) es la nueva propuesta del director Robert Eggers que, junto a Ari Aster, se han convertido en unos iconos de aureola casi mística para el cine de género actual y cuyas obras se esperan con una expectación desmedida que muchas veces coloca sus obras en un altar cinéfilo mucho antes incluso de ser vistas por nadie. Para su tercera película el director unifica y amplifica las virtudes y errores de las dos anteriores, absorbiendo el imaginario nigromante de La bruja (2015) combinado con el surrealismo alucinógeno de El faro (2019). El resultado es un filme abrumador e histriónico que posee una estética apabullante bajo los ecos shakespearianos de una historia trágica de venganza. Una de las virtudes contradictorias que posee es la de sacudir el convencionalismo del cine actual sin renunciar a la épica del blockbuster palomitero.

La trama nos sitúa en la Islandia del siglo X, en una recreación salvaje de la era vikinga bajo el influjo de la brujería y las supersticiones que dictan el destino de los hombres. Es una época de traición y espadas forjadas con sangre donde los habituales juegos de tronos se vuelven conspiraciones familiares para ostentar el poder sobre las distintas tierras del viejo mundo. El protagonista que da título a la película es Amleth (Alexander Skarsgård), legítimo heredero de una región gobernada por el Rey Aurvandil War-Raven (Ethan Hawke) junto a su esposa la Reina Gudrún (Nicole Kidman). Ante las heridas sufridas en el campo de batalla por el Rey, éste prepara a su joven vástago para sucederle pronto en el trono, pero Fjölnir (Claes Bang) tiene sus propias expectativas que le llevan a atentar contra la vida del Rey y su primogénito. El joven Amleth conseguirá huir y, desde entonces, jurará vengar a su padre y salvar a su madre de las garras de tan malévolo personaje.

Un Conan realizado con la solemnidad de Tarkovski 

Es indudable que el guion de El hombre del norte, escrito por Robert Eggers junto al artista multidisciplinar Sjón, está fuertemente influenciado por el cine clásico de espíritu aventurero con Conan el Bárbaro (John Milius, 1982) o Espartaco (Stanley Kubrick, 1960) a la cabeza. Sin embargo, esta sencilla e incluso simplista historia de una venganza que contiene pocas sorpresas argumentales, se ve envuelta por el hechizante manto atávico de un imaginario audiovisual absolutamente asombroso donde el director despliega un arsenal de ideas escénicas que transforman el visionado de la película en toda una experiencia sensorial con referencias al cine de Tarkovski y Zulawski.

La coreografía mitológica que desfila antes nuestros ojos aúlla como un lobo hambriento entre brujería, ritos ancestrales y batallas sangrientas. Es difícil resistirse ante un espectáculo anfetamínico que nos lleva a un estado de éxtasis regado con hidromiel y que se alimenta de locura que proporcionan las setas alucinógenas. La violencia salpica constantemente a la pantalla con diversas decapitaciones o mutilaciones, pero Eggers es un maestro creando atmósferas siniestras de las que es imposible huir por muy malsanas que se vuelvan las explícitas imágenes. Para ello, vuelve a confiar en el fotógrafo de sus anteriores trabajos, Jarin Blaschke, que sabe gestionar a la perfección esa oscuridad latente que ensucia cada fotograma estableciendo, en determinados momentos, fugas oníricas durante la escenificación de los ritos mágicos por los que se asoma el surrealismo más vanguardista. La ambientación sonora es aquí tan importante como la imagen o el uso de la cámara (atención al plano secuencia en mitad de una batalla). Música y sonido se funden en una melodía hipnotizante, a veces incómoda o espeluznante, que secuestra tus pensamientos para conducirte al borde de la paranoia.

Brujería, sangre y venganza

El hombre del norte es un filme exacerbado que toma como base argumental la leyenda oral escandinava sobre el príncipe Amleth, posteriormente incorporada en el libro «Gesta Danorum (Deeds of the Danes)» escrito en el Siglo XII por el historiador y teólogo Saxo Grammaticus y que serviría después como inspiración del «Hamlet» de William Shakespeare. Es cierto que ese material de partida acaba siendo infrautilizado por Eggers y Sjón, siendo la trama de venganza demasiado previsible en todos sus tramos, algo que supongo hacen para que la película sea más accesible al gran público y no caiga en lo indescifrable que son algunas figuras retóricas de El faro.

Entre el elenco actoral destaca un inconmensurable Alexander Skarsgård que se vacía hasta la extenuación, pero también hay que destacar las intensas aportaciones de Ethan Hawke, Willem Dafoe o Nicole Kidman (¿quién decía que el bótox había eliminado su expresión facial?). Más decepcionante me resulta la participación de Anya Taylor-Joy a quién le toca el personaje más insulso de toda la película, propiciando además una subtrama romántica que chirría por los cuatro costados. Por otro lado, el tan aclamado regreso al cine de la excéntrica cantante islandesa Björk se salda con el papel de Seeress, una bruja a la que han arrancado los ojos y que aparece en una única fantasmagórica escena que sirve como continuación metafórica a su participación en aquella película maldita tan reivindicable llamada Cuando fuimos brujas (The Juniper Tree) (Nietzchka Keene, 1990). No en vano, hay que recordar que Björk y el guionista Sjón son viejos amigos, ya que en su juventud formaron parte del movimiento Medusa que se propuso introducir el surrealismo francés del Siglo XX en la escena artística islandesa de los años 80 de la que surgieron los primeros grupos musicales de la cantante antes de convertirse en la estrella mundial que es hoy en día.

El hombre del norte es un trabajo estéticamente mayúsculo que proporciona una experiencia lisérgica y litúrgica a un espectador cada vez menos acostumbrado a toparse con raras avis que le saquen de su zona de confort. Olvídate durante 136 minutos de tu smartphone o del reposapies, no es una película fácil ni acomodada, y aunque es lícito disfrutarla con un bol de palomitas junto a una bebida azucarada, lo más probable es que acaben adquiriendo el sabor venenoso de la sangre caliente en tu paladar. Avisado quedas.


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El hombre del norte

8.4

Puntuación

8.4/10

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