sábado, abril 20, 2024

Crítica de ‘Múnich en vísperas de una guerra’: Diplomáticos y espías

Las críticas de Daniel Farriol:
Múnich en vísperas de una guerra

Múnich en vísperas de una guerra es un thriller británico de espionaje dirigido por Christian Schwochow (La lección de alemán, Je Suis Karl), con guion de Ben Power (La corona vacía) que adapta la novela de Robert Harris (El escritor, El oficial y el espía). Situada en otoño de 1938, en los albores de la explosión de la Segunda Guerra Mundial, es la historia de un joven funcionario británico y de un diplomático alemán, viejos amigos que rompieron su relación tras una discusión política en el pasado y que ahora deben unirse para intentar evitar la invasión europea que planea Adolf Hitler. Está protagonizada por George MacKay (1917, La verdadera historia de la banda de Kelly), Jannis Niewöhner (El desertor, Confessions of Felix Krull), Jeremy Irons (Watchmen, Gorrión rojo), Alex Jennings, Martin Wuttke, Ulrich Matthes, August Diehl y Sandra Hüller (El hombre perfecto, Proxima). La película se ha estrenado en cines el día 7 de Enero de 2022. En Netflix a partir del día 21 de Enero de 2022.

Schwochow, un cronista del pasado histórico alemán

El director alemán Christian Schwochow, realizador de obras dramáticas con claro enfoque político como La lección de alemán (2019) o Je suis Karl (2021), vuelve a incidir en Múnich en vísperas de una guerra en esa mirada crítica al pasado más doloroso y bochornoso de su país para hacer una advertencia sobre el actual ascenso de la ultraderecha y los populismos fascistas. En esta ocasión lo hace partiendo de una novela de Robert Harris que situaba una trama de espionaje de ficción en un entorno histórico real como fue el controvertido Acuerdo de Múnich de 1938 firmado por el Neville Chamberlain y Adolf Hitler.

Chamberlain fue Primer Ministro del Reino Unido en unos años convulsos para las relaciones internacionales que le creó una mala reputación por su política conservadora y permisiva en referencia al ascenso del Tercer Reich. Sin embargo, historiadores más recientes han concluido que su cesión a la voluntad del führer de hacerse con el control de la Región de los Sudetes de la antigua Checoslovaquia fue una maniobra audaz para retrasar el inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial que permitió al Reino Unido y al resto de países aliados el preparar sus ejércitos para posteriormente derrotar a los nazis. La novela de Harris y la película de Schwochow van en esa segunda dirección sumándose a la corriente blanqueadora que destaca su determinante papel como mediador en los despachos para alcanzar la victoria en el campo de batalla.

Cine de espías clásico

Pero más allá de todas estas consideraciones históricas que son útiles para entender mejor el contexto político en el que nos sitúa la película, Múnich en vísperas de una guerra puede verse simplemente como un emocionante thriller de espías que retoma el gusto por lo clásico y rememora aquellas míticas películas de los años 50-60 dirigidas por George Seaton, Martin Ritt o Alfred Hitchcock. Y eso que el principio no puede ser más desalentador. La presentación de personajes es insulsa y precipitada, el triángulo inicial formado por Hugh, Paul y Lenya se despacha con apenas un par de secuencias que no profundizan en una relación que luego tendrá una importancia fundamental en el devenir de los acontecimientos. Además, la película tiene en esos momentos una narrativa desconcertante que renuncia al clasicismo para apostar por una falsa modernidad a través de una cámara en mano nerviosa y un montaje que más que darle ritmo lo que provoca es incomodidad injustificada.

Por suerte, a partir aproximadamente del minuto 45, la película se vuelve mucho más interesante coincidiendo con la cumbre del Acuerdo de Múnich (la escena anterior que sucede en el interior de un tren ya incrementa las pulsaciones). Desde ahí hasta el final nos adentramos en un trepidante thriller de espías repleto de escenas de suspense protagonizadas por los dos amigos de juventud que se distanciaron por sus ideas políticas y que ahora forman parte de las respectivas delegaciones diplomáticas de Reino Unido y Alemania. Paul (Jannis Niewöhner) tiene en su poder una documentación clasificada como confidencial que demuestra cuáles son las verdaderas intenciones de Hitler para Europa y Hugh (George MacKay) debe ayudarle para convencer al pragmático Chamberlain (Jeremy Irons) que la cesión de los Sudetes a los nazis no apaciguará su sed invasora. En realidad, son dos hombres normales que deberán actuar como espías, lo que incrementa el nivel de empatía hacia ellos por parte del espectador.

Los peligros de los populismos

Está muy bien integrada toda la parte de ficción en el contexto histórico real, es algo arriesgado que consigue aunar el entretenimiento con una descripción fidedigna de los hechos acontecidos. Es una pena que no se le otorgue la misma importancia en la trama a algunos personajes femeninos interesantes que también realizan acciones igual de heroicas y suelen quedar en segundo plano o directamente fuera de cuadro. Al no haber leído la novela, desconozco si es algo que se arrastra del texto original o una decisión en la adaptación para no excederse en el metraje de una película que ya supera las dos horas, pero me hubiera gustado conocer más detalles sobre Lenya (Liv Lisa Fries), Helen Winter (Sandra Hüller) y Joan Menzies (Anjli Mohindra). Otra cosa que no me ha convencido del todo es la caracterización física de Hitler (Ulrich Matthes), tal vez, influenciado por el recuerdo inconsciente de otras obras que mimetizaron mejor la gestualidad y apariencia del inefable führer.

Pese a los desequilibrios expuestos en la primera parte del guion, Múnich en vísperas de una guerra se convierte en un filme de espías más que solvente, con una eficaz puesta en escena y unos buenos intérpretes al frente (tener a Irons en escena siempre es reconfortante), lo que hará las delicias de todos los amantes de este género bastante en desuso en la actualidad. La película se permite reflexionar también sobre los peligros actuales del populismo y del fanatismo político como corrientes excluyentes en una convivencia colectiva pacífica. El pasado es un espejo que debería servir para no repetir errores en el presente y la política debería evitar azuzar el odio para que no se reproduzca en las calles.


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Múnich en vísperas de una guerra

7

Puntuación

7.0/10

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