viernes, marzo 29, 2024

Crítica de ‘Cuestión de sangre (Stillwater)’: Un americano en Marsella

Las críticas de Daniel Farriol:
Cuestión de sangre
(Stillwater)

Cuestión de sangre (Stillwater) es un thriller dramático estadounidense dirigido por Tom McCarthy (Spotlight, The Visitor), que también co-escribe el guion junto a Thomas Bidegain (Un profeta, De óxido y hueso), Noé Debré (Dheepan, El fiel) y Marcus Hinchey (Todas las cosas buenas, Come Sunday). La historia sigue a Bill Baker, un rudo operario de una plataforma petrolífera estadounidense que viaja a Marsella para demostrar la inocencia de su hija que se encuentra encarcelada por un asesinato que afirma no haber cometido.

Está protagonizada por Matt Damon (El último duelo, Una vida a lo grande), Camille Cottin (Las fieras, Tan cerca, tan lejos), Abigail Breslin (Maggie, Final Girl), Lilou Siauvaud, Idir Azougli, Deanna Dunagan, Naidra Ayadi y William Nadylam. La película se estrenó en salas de España el 13 de Agosto de 2021. Desde el 15 de Diciembre de 2021 puede verse en plataformas como Movistar +, Rakuten TV y Filmin.

El choque cultural

Cuestión de sangre (Stillwater) podría haberse convertido en un thriller de acción común. De hecho, al parecer, el guion inicial tenía ese enfoque, sin embargo, fue el director Tom McCarthy el que decidió abordar la intriga de investigación desde un lado más humano y de carácter moral. Se respira mucho clasicismo en la puesta en escena, algo que podría fácilmente emparentarla con algunas de las mejores películas de Clint Eastwood o con aquella obra mayúscula que también pasó algo desapercibida titulada Uno de nosotros (Thomas Bezucha, 2020). Es un cine adulto que rehuye las estridencias de los fuegos artificiales y propone reflexiones de calado para que el espectador deba involucrarse en sus postulados y debates éticos.

Tomando como referencia la historia real de Amanda Knox, la película sigue los pasos de Bill Baker, un rudo operario de una plataforma petrolífera de Oklahoma que debe viajar a Marsella para visitar a su hija, que se encuentra encerrada en prisión por un asesinato que afirma no haber cometido. Una vez allí, ante la negativa de su abogada de reabrir el caso, decidirá iniciar una investigación por su cuenta para esclarecer lo que realmente sucedió e intentar localizar a Akim, el presunto asesino real según su hija. Por suerte, en esa cruzada quijotesca, contará con el apoyo y la ayuda de una ciudadana francesa, Virginie, que le servirá de intérprete para comunicarse con los demás.

Ella es una actriz de teatro muy vinculada con el activismo y las causas sociales que tiene una hija pequeña que enseguida se encariña con Bill. Cuestión de sangre (Stillwater) propone una delicada deconstrucción del (anti)héroe estadounidense llevándolo hasta un entorno donde se siente extraño (extranjero) en el que debe acostumbrase a barreras idiomáticas, culturales e incluso referentes a la propia legalidad.

Los personajes en primer plano

Cuestión de sangre (Stillwater) es un thriller que a menudo se concentra en las emociones y deja de lado la intriga. Para desentrañar la verdad de lo que sucedió con los matices que toda subjetividad ocultan, Tom McCarthy cambia la meticulosa investigación periodística de Spotlight (2015) por las pesquisas algo torpes de un abnegado padre que se recorre los barrios más marginales de Marsella. En realidad, es un camino hacia la redención personal con el que busca recuperar a su hija y sanear unos recuerdos del pasado que prefiere olvidar. Aunque la intriga se sostiene con eficacia e incorpora algunos giros bien estructurados, el foco de la película se pone en los aspectos más íntimos y cotidianos de los personajes.

Sin pretenderlo, Bill terminará construyéndose una nueva vida en Francia, junto a Virginie y su hija Maya. Está muy bien escrita y narrada la evolución de esa relación, sin precipitarse, poniendo hincapié en los detalles más costumbristas para vestirla de realismo. Bill y Virgine son de mundos y culturas distintas, dos personas con poco común que se encuentran en el momento adecuado de sus vidas para construir algo juntos. A través de esa extraña, pero bonita, relación, McCarthy y sus guionistas se las ingenian para deslizar algunos cuestionamientos morales sobre la actual sociedad estadounidense. El choque cultural, la manera de lidiar con el racismo, la América Profunda de la era Trump o el debate sobre la posesión de armas en el ámbito civil, son temas todos ellos afilados que se tratan con sutileza, sin maniqueísmos e incluso con dosis de humor.

Cuestión de sangre (Stillwater) es también una historia de sacrificio. De anteponer los vínculos familiares a nuestro bienestar personal. De aprender a lidiar con nuestros demonios interiores para apaciguar el origen de nuestras diferencias. El filme es una historia humana sobre emociones sinceras, sobre el perdón y sobre las segundas oportunidades que bien merecería el reconocimiento del público.


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Cuestión de sangre (Stillwater)

7.4

Puntuación

7.4/10

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