jueves, abril 25, 2024

AMFF 2021. Crítica de ‘Post Mortem’: Levitaciones espontáneas en la Hungría de posguerra

Las críticas de Daniel Farriol en el AMFF 2021:
Post Mortem

Post Mortem es un filme húngaro de terror dirigido por Péter Bergendy (The Exam, Trezor) que también co-escribe el guion junto a Piros Zánkay (The Last Image, Kalandorok), basándose en una historia del propio director y Gábor Hellebrandt. En el frío invierno de 1918, Tomás, un joven que se dedica a la fotografía post mortem, termina en un pequeño pueblo húngaro. Los extraños ruidos nocturnos, la hostilidad, las muertes misteriosas y las figuras sombrías que aparecen en sus fotografías lo impulsan a largarse cuanto antes. Está protagonizada por Viktor Klem (The Whiskey Bandit, Home Guards), Fruzsina Hais, Schell Judit (La melodía del silencio, Ojalá te mueras), Andrea Ladányi, Zsolt Anger, Gábor Reviczky, Gabriella Hámori, András Balogh y Diána Kiss. La película se estrenó en el Festival de Sitges 2020. Posteriormente se ha podido ver en otros festivales como el AMFF 2021 en Julio de 2021. 

‘Post Mortem’ es una obra de culto a reivindicar

Post Mortem fue una de las sensaciones del pasado Festival de Sitges 2020, para bien y para mal… En realidad tuvo una acogida con una gran polarización que separaba a los espectadores entre los que la recibían como una tomadura de pelo y los que la situaban como una joya del género a descubrir. Yo me encuentro en este selecto segundo grupo y no me cansaré de reivindicar a esta pequeña obra de terror húngaro como una película de culto instantáneo que se revalorizará aún más con el paso del tiempo.

Se trata de una obra inclasificable poseedora de un inmenso imaginario visual que desafía constantemente al espectador en su combinación de escenas de terror clásico con salpicaduras de humor negro al más puro slapstick de la época del cine mudo. Por si fuera poco, todo eso desemboca en un final delirante lleno de levitaciones espontáneas que resulta verdaderamente antológico y de ver para creer. La película está ambientada en una Hungría desolada y cubierta por la miseria. Es la época posterior a la disolución del Imperio autrohúngaro tras la Primera Guerra Mundial, un momento difícil para la reconstrucción de un nuevo país.

Además, la zona se encuentra asediada por una terrible epidemia de gripe española que está amontonando los cadáveres en las calles y en los graneros sin apenas tiempo para darles sepultura. En los pueblos rurales se convive con el folclore, la mitología y las supersticiones, donde el miedo a la muerte a veces se confunde con el propio miedo a los fantasmas de los ausentes.

El fotógrafo de los muertos

El director húngaro Péter Bergendy debuta en el terror con una película llena de imágenes alucinantes, a medio camino entre lo ridículo y lo sublime. No es casualidad que antes de dedicarse profesionalmente al cine se graduase como psicólogo escribiendo una tesis sobre la psicología del cine de terror. Es un dato relevante sobre el que muchos deberían reflexionar antes de despreciar a la ligera películas como esta que invitan al espectador a participar de la esencia más pura del terror como estimulación humana para el espectáculo y la diversión.

Durante la primera hora de metraje nos enfrentamos ante un filme de terror clásico con algunas de las mejores set pieces que hemos visto en los últimos años. Muchos han querido hallar similitudes con el Warrenverso creado por James Wan, en especial con la franquicia de Expediente Warren protagonizada por los parapsicólogos Ed y Lorraine. Creo que ahí radica el error. La propuesta de Post Mortem va mucho más allá de funcionar como simple espejo del terror que se hace en los Estados Unidos, precisamente lo más interesante es acercarse a la película sumergiéndose en la idiosincrasia de la época y del país en que está ambientada.

Es cierto que a veces tiene tendencia hacia los habituales jump scares y utiliza algunos lugares comunes (ruidos nocturnos, un desván oscuro, sombras que cruzan por las habitaciones…), sin embargo, la mayor parte del miedo infringido es resultado de la truculenta ambientación de interiores y de la profesión que tiene el protagonista. Post Mortem sigue los pasos de Tomás (Viktor Klem), un joven que tras combatir en la guerra y sufrir una experiencia cercana a la muerte es rescatado de una fosa común por un fotógrafo que le introducirá en el tétrico arte de la fotografía post mortem, es decir, hacer fotos a cadáveres adecuadamente acicalados para aparecer junto a sus seres queridos en una instantánea que sirva como último recuerdo familiar antes de ser enterrados bajo tierra. Muchos recordaréis con un respingo aquella famosa escena en que Nicole Kidman descubría aquel macabro álbum de fotos en Los otros (Alejandro Amenábar, 2001)  


La niña médium

El fotógrafo expone sus fotos en una caravana ambulante junto a otras atracciones relacionadas con la muerte y es contratado por gente de un pueblo cercano para que realice fotos a todos los muertos por gripe española que ha habido recientemente en el lugar y que gracias a las bajas temperaturas no han tenido la urgencia aún de enterrar. En realidad, Tomás aceptará el encargo por otro motivo más emocional, por Anna (Fruzsina Hais), a quién vio aparecérsele en un sueño premonitorio justo cuando estaba a punto de morir en la trinchera tras ser golpeado por la onda expansiva de una granada. 

Anna es una niña de 10 años que tiene una sensibilidad especial que sirve como vehículo para canalizar las presencias paranormales. Se podría decir que es una especie de médium sin tan siquiera saberlo. Entre ambos surge una relación especial y bastante ambigua que se explora en Post Mortem desde la sutileza. Unos verán ahí una relación pura entre dos seres que lidian con sus propias heridas y que necesitan el apoyo del otro para enfrentarse a los traumas colectivos de todo un pueblo/país. Otros (incluido yo) entenderán que ahí se cocina algo turbio y pecaminoso que va más allá de lo paternal.

Es algo que parece claro en el trasfondo de algunas miradas y diálogos. No es lo mismo decir que una niña es guapa a decir que es guapa y que alguien te conteste «solo es una niña». Creo que el tono morboso está implícito y juega a favor para el desarrollo de la narración en la que existe una sexualidad reprimida y soterrada que se deriva de la educación católica. Eso se ve en otros momentos del filme como cuándo Marcsa (Judit Schell) se convierte en voyeur para contemplar el cuerpo desnudo del protagonista.

 

‘Post Mortem’, un homenaje al Grand Guignol

La única similitud que encuentro entre el Warrenverso y Post Mortem es el nacimiento de esta atípica pareja de cazafantasmas que bien podría albergar la génesis de nuevas aventuras durante su confrontación con las fuerzas malignas, lo que les emparenta en cierta forma a Ed y Lorraine Warren. Durante la segunda hora la película estalla en un festival creepy magistral con levitaciones y sustos por doquier, dignos de cualquier atracción de feria. Se puede achacar a la película un exceso de metraje y seguro que muchos desconectarán ante tamaña demostración de terror corporal que roza la parodia. Péter Bergendy entiende que el cine de género es puro disfrute palomitero y por eso es capaz de asustarnos y hacernos reír al unísono. Pienso, por ejemplo, en lo truculentas que resultan las fotos de los cadáveres y lo divertido que resulta cuando alguno se mueven como un autómatas mal engrasado.

Post Mortem es un carrusel del horror donde te lo puedes pasar en grande si entras en el juego que te propone. Como película es imperfecta y, a veces, ingenua. Tiene el dulce encanto de lo amateur y de los trabajos realizados de una forma libre e independiente sin otro tipo de condicionamientos de producción. La película maneja elementos recuperados de los subgéneros de casas encantadas, del folk horror, del cine de posesiones o de los shows de Grand Guignol popularizados a principios del siglo pasado. Poco importan algunas actuaciones mejorables como la niña protagonista a la que se le escapa la risa en alguna escena donde debería estar asustada. Son más los hallazgos visuales que sus errores de forma. Post Mortem es una muestra desacomplejada de terror que nos regala algunas de las imágenes más impactantes, perturbadoras, delirantes e inesperadas del cine de género reciente. La amarás o la odiarás.   


¿Qué te ha parecido la película?

Post Mortem

8.8

Puntuación

8.8/10

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