viernes, abril 19, 2024

Crítica de ‘Que nadie se entere’: Salir del pozo a toda costa

Las críticas de Daniel Farriol:
Que nadie se entere
(Don’t Tell a Soul)
 
Que nadie se entere (Don’t Tell a Soul) es un thriller dramático estadounidense escrito y dirigido por Alex McAulay. La historia nos muestra a dos hermanos adolescentes que deciden robar algo de dinero para pagar las facturas médicas de su madre enferma. Todo se complica cuando el guardia de seguridad que les persigue acaba atrapado en el fondo de un pozo. Está protagonizada por Fionn Whitehead (Port Authority, Black Mirror: Bandersnatch), Jack Dylan Grazer (We Are Who We Are, It), Mena Suvari (The Opposite Sex, Hasta que la boda nos separe), Rainn Wilson (Utopia, Megalodón) y McKenna Christine Poe. La película se ha estrenado en Movistar, Rakuten TV y Filmin el día 12 de Julio de 2021.
 

La familia y el pozo

Que nadie se entere (Don’t Tell a Soul) es una pequeña y juguetona incursión en el thriller de Serie B con algunos elementos de drama y otros de comedia negra a lo largo de un ajustado metraje de 83 minutos lleno de giros de guion imposibles y sorpresas inesperadas. El argumento nos presenta a dos hermanos adolescentes que viven con su madre que padece cáncer de pulmón. El hermano mayor decide ir a robar a una casa que están fumigando en el vecindario y que pertenece a una anciana que al parecer guarda mucho dinero en su interior. Eso les servirá para pagar las facturas médicas de su madre y desahogar la precaria situación financiera de la familia. Como es natural, la cosa no saldrá como esperan y los hermanos son descubiertos por un guarda de seguridad que les perseguirá hasta caerse en el interior de un pozo que hay en mitad del bosque.
 
Tras ese frenético inicio, el debutante Alex McAulay mantiene el suspense sostenido en una historia con reminiscencias de Jim Thompson o Stephen King, proponiendo un malévolo juego de disfraces recubierto con humor negro y amoralidad. Mientras Joey quiere salvar al hombre que ha quedado cautivo en el pozo, Matt asume un rol perverso (y caricaturesco sobre la masculinidad tóxica) que prefiere dejarlo morir allí. La relación entre ambos hermanos es muy conflictiva y sirve para justificar que esa situación se alargue más de lo que indica la lógica. Descubriremos que Matt es un despreciable abusador que copia las actitudes de su padre ya fallecido. Se aprovecha de la delicada situación de su madre para hacerse con el control de la casa familiar y someter a su hermano pequeño a todo tipo de perrerías. Por su lado, Joey se muestra como un chico sensible que cuida de su madre llevándole los refrescos que consume compulsivamente mientras la mujer mira noticias de crímenes en TV. El pozo en el que está físicamente el Sr. Hamby, el segurata atrapado, sirve a su vez como metáfora para explicar la situación de esa familia que vive cautiva en su pozo particular.    
 

Un juego (a)moral

Durante el segundo acto de Que nadie se entere (Don’t Tell a Soul), sin perder de vista una intriga de tonalidad oscura, la película se convierte en una especie de coming of age a través de la incipiente relación de amistad que surge entre Joey y el Sr. Hamby. El director escogió para ese papel a Rainn Wilson, un actor eminentemente cómico que aquí da un giro interpretativo. Según manifiesta en una entrevista le ofreció como fuente de inspiración al personaje de Orson Welles en El tercer hombre (Carol Reed, 1949). Esa relación paterno-filial les ayuda a ambos a sobrevivir al respectivo calvario que sufren, cubriendo sus respectivos sus huecos emocionales. Pero Alex McAulay es un tipo demasiado mefistofélico como para contentarse con llevar su historia hacia una especie de tratado amistoso sobre el aprendizaje vital. No, la cosa se tuerce.
 
Por eso el tercer acto se vuelve un loco trayecto hacia la venganza con giros de guion que te pillarán por sorpresa o, al menos, que devolverán la trama principal a terrenos más pantanosos que cruzan el cine negro con elementos de terror. Nada de lo que sucede en la historia resultaría creíble si se la explicásemos a alguien, sin embargo, Alex McAulay se las ingenia para no caer nunca en el ridículo y conseguir mantener nuestra atención hasta el final. Es algo que hay que aplaudir, en manos de cualquier otro la película podría haberse convertido en un insufrible telefilm de sobremesa.
 
El deliberado tono entre drama y comedia justifica algunas decisiones absurdas de los personajes y la película se vuelve un inteligente ejercicio recreativo que los va posicionando de forma intermitente (y a nosotros con ellos) entre lo moral y lo amoral. No en vano, el director es también novelista y tiene en su haber una novela, «Bad Girls», que es un remake apócrifo de El señor de las moscas protagonizado por chicas. Que nadie se entere (Don’t Tell a Soul) es una producción modesta con suficiente intriga, acción y diversión para hacerte pasar un buen rato sin demasiadas preocupaciones. 
 

¿Qué te ha parecido la película?

Que nadie se entere

6

Puntuación

6.0/10

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