Tiburón blanco
(Great White)
Tiburón blanco (Great White) es un
thriller de supervivencia estadounidense dirigido por
Martin Wilson y con guion de
Michael Boughen (
The Gamers 2037, Dying Breed). La historia nos muestra como la escapada en hidroavión a la Gran Barrera de Coral australiana se convierte en una pesadilla para un grupo de jóvenes cuando son atacados por un gigantesco tiburón blanco. Está protagonizada por
Katrina Bowden (
Nurse 3D, Tucker & Dale contra el mal),
Aaron Jakubenko (
Las tierras de las mareas, Las crónicas de Shannara),
Tim Kano, Kimie Tsukakoshi (
Agencia de asuntos mágicos, The Family Law),
Te Kohe Tuhaka, Tatjana Alexis, Jason Wilder y
Patrick Atchison. La película se ha estrenado en cines en España de la mano de
A Contracorriente Films el día 7 de Mayo de 2021.
Spielberg lo cambió todo
Aunque podríamos encontrar algún ejemplo anterior, fue Steven Spielberg con su obra maestra marina Tiburón (1975) quién lo cambió todo. Se podría considerar que nació, entonces, el subgénero cinematográfico conocido como sharksploitation en el que multitud de cineastas de todo el mundo imitaron las innovadoras técnicas de aquella película como la inolvidable cámara subjetiva subacuática que simulaba el punto de vista del escualo. Durante décadas hemos disfrutado y sufrido con esas nuevas aproximaciones al tema que van desde el blockbuster efectivo de Deep Blue Sea (Renny Harlin, 1999) o Infierno Azul (Jaume Collet-Serra, 2016) hasta los productos más variopintos y casposos de la Serie B como el híbrido tiburón-humano modificado genéticamente de Sharkman (Michael Oblowitz, 2005) o los exitosos escualos voladores de Sharknado (Anthony C. Ferrante, 2013).
Tiburón blanco es una película que no sabe en que liga jugar. Quiere pasar por ser un survival de terror serio, pero tiene un guion y una puesta en escena de la más pura Serie B. Su exceso de ambición y la falta de humor hacen que la experiencia del visionado sobre este hambriento escualo sea absolutamente insatisfactoria. El director Martin Wilson es incapaz de generar la tensión necesaria en los momentos más dramáticos y tampoco puede disimular las carencias presupuestarias. El tiburón apenas se ve hasta el desenlace y se requiere de mucha paciencia para mantener la atención en una historia en la que el destino de los personajes nos importa bastante poco, es más, muchos estamos deseando que sean devorados lo antes posible.
‘Tiburón blanco’ no pasará a la historia de los tiburones de cine
Tiburón blanco nos lleva hasta la Gran Barrera de Coral australiana, en la que una pareja organiza escapadas en su hidroavión para turistas. Como es lógico, pronto quedarán aislados en mitad del océano y deberán intentar sobrevivir a las embestidas del escualo asesino en un bote que no ofrece mucha protección ni seguridad. Los conflictos entre los personajes y algunas subtramas esbozadas sin mucha gracia, sirven para rellenar los espacios muertos entre los ataques del tiburón. Lamentablemente, los diálogos parecen escritos por un principiante sin mucho oficio. Y el tiburón, que es para lo que estamos aquí, sale poco. Previsible, aburrida y sin garra visual, la película navega por aguas reconocibles que no aportan ni una sola novedad a las películas en que se inspira. Es fácil ir adivinando quién acabará sobreviviendo y quién no. Todo resulta demasiado rutinario.
El reparto hace lo que puede. Las actrices Katrina Bowden y Kimie Tsukakoshi cumplen bastante bien con su cometido, pero sus compañeros masculinos dejan bastante que desear en una constante y risible pelea de machos alfa, con un Tim Kano sobreactuado. Poco se puede rescatar de esta película. Algún momento aislado de tensión, la observación de unos paisajes paradisíacos o un desenlace en clave feminista en el que se invierte el poco presupuesto que había para los efectos visuales. Tiburón blanco es un filme únicamente recomendable para los fanáticos de los tiburones, al resto les recomiendo una buena siesta.
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