sábado, abril 20, 2024

11 D’A FILM FESTIVAL. Crítica de ‘El teléfono del viento’: Viaje a través del duelo

Las críticas de Daniel Farriol en el 11 D’A FILM FESTIVAL: 
El teléfono del viento
(Voices in the Wind)
 
El teléfono del viento (Voices in the Wind) es un drama japonés dirigido por Nobuhiro Suwa (El león duerme esta noche, H Story). El propio director se encarga de escribir el guion junto a Kyôko Inukai (Tooku de zutto soba ni iru, After Party). La historia sigue a Haru, una adolescente de 17 años que vive atormentada por la pérdida de sus padres y hermano como consecuencia de un devastador tsunami. Cuando su tía, que ha cuidado de ella desde entonces, cae gravemente enferma, emprende un largo viaje hacia su pueblo natal. Está protagonizada por Serena Motola (Shôjo kaikô (Girl’s Encounter)), Shoko Ikezu, Toshiyuki Nishida (Love & Peace, Outrage 2 y 3), Hidetoshi Nishijima (The House Where the Mermaid Sleeps, Mientras ellas duermen), Tomokazu Miura, Fusako Urabe, Makiko Watanabe y Mirai Yamamoto. La película se ha podido ver en España dentro de la programación del Festival D’A 2021 en su sección Direccions en la plataforma Filmin desde el día 29 de Abril de 2021.
 

El proceso catártico de la despedida

El teléfono del viento (Voices in the Wind) es una road movie emocional que traza un paralelismo entre las dos grandes tragedias de la memoria histórica japonesa como son el bombardeo a Hiroshima y el terremoto que provocó la catástrofe nuclear en Fukushima. El título del filme hace referencia a una cabina telefónica que, sin conexión a ninguna red, se instaló en una colina a las afueras de Otsuchi. Dentro de la cabina acristalada hay un teléfono negro que sirve para que los familiares de los fallecidos y desaparecidos puedan comunicarse con ellos a modo de despedida o para cerrar alguna herida. Es un proceso catártico al que acudieron más de 10.000 personas en los siguientes tres años al desastre provocado por el terremoto. La cabina está situada en un bello enclave natural que otorga la paz necesaria a los supervivientes. Hay que entender que la cultura nipona está muy arraigada a la memoria de sus muertos y entre sus tradiciones cotidianas encontramos muchos ritos que sirven para honrarlos. 
 
El prestigioso director Nobuhiro Suwa realiza aquí acaso una de sus películas más accesibles. Aún así, el autor de obras conceptualmente complejas como H Story (2001) o El león duerme esta noche (2017), mantiene sus señas identitarias. Sigue construyendo su cine en base a tomas largas de cámara que emparentan su narrativa con el discurso documentalista y cierto paralelismo metalingüistico. El trayecto vital hacia la sanación espiritual de la protagonista, una excelente Serena Motola, es también un repaso exhaustivo por los traumas colectivos de todo un país y, también, una forma de exorcizar los propios demonios interiores del cineasta. No hay que olvidar que es nacido en Hiroshima.
 

El viaje por Japón

La historia de El teléfono del viento (Voices in the Wind) es muy sencilla. La protagonista es Haru, una joven huérfana de 17 años que aún vive atormentada por la pérdida de sus padres y de su hermano pequeño durante el tsunami que arrasó Ōtsuchi tras el terremoto de 2011. Nunca se encontraron sus cuerpos y no pudo cerrar el proceso de duelo adecuadamente. En la actualidad vive con su tía en Hiroshima (no es casualidad esta elección). Ha rehecho su vida como una adolescente más que cursa el último año de instituto.

Cuando su tía cae gravemente enferma, los sentimientos de soledad y pérdida vuelven a hacer emerger todos sus traumas internos. Vagando como alma en pena, siente la necesidad de afrontar un viaje al pasado que le hará cruzar todo Japón (Hiroshima y Ōtsuchi están cada una a un extremo de la isla, hay más de 1.300 kilómetros de distancia entre ambas), para reencontrarse así misma. Durante ese viaje, interno y externo, se irá encontrando con distintos personajes que le ayudarán a alcanzar su objetivo y compartirán con ella sus propios traumas.

Nobuhiro Suwa, un maestro de la puesta en escena

La cámara de Suwa explora las emociones con una sensibilidad extrema que hace traspasar el dolor de la protagonista a través de la pantalla. No necesita de efectismos. Su trabajo consiste en combinar la cámara en mano para las distancias cortas con planos generales descriptivos casi siempre en largos planos secuencia. El espacio juega una importancia semiótica en el universo interno de los personajes. Aunque la planificación escénica de El teléfono del viento (Voices in the Wind) parece estudiada al milímetro, también se evidencia cierta libertad para la experimentación en el trabajo de los actores.

El complejo equilibrio entre estos dos aspectos tiene su cumbre en dos secuencias que funcionan a modo de espejo en las que la protagonista explota en un llanto de rabia de casi 10 minutos. La primera sucede en un camino de tierra de Hiroshima (cómo símbolo de la devastación que sufrió la ciudad tras los bombardeos). La segunda en las ruinas de su antigua casa de Ōtsuchi sumergidas en el agua. Tras esos dos momentos desgarradores, la chica es socorrida por alguien que también debe lidiar con su propio dolor y que asume una paternidad temporal para curar esas heridas. Porque como vemos en el plano general con el que concluye esa escena, ya hay edificios en construcción para devolver la vida al lugar de la catástrofe.

El caleidoscopio de ‘El teléfono del viento’

Y es que ese es el tema principal de El teléfono del viento (Voices in the Wind): mirar hacia adelante. Pese a todas las penurias y tragedias que han marcado nuestro pasado, es imprescindible seguir viviendo. No tiene sentido hacerlo con un constante sentimiento de culpabilidad por haber dejado atrás a la gente que querías. El maestro Nobuhiro Suwa firma un filme exquisito y exigente que se recrea en la lentitud del proceso curativo. Es necesario afrontar sus 139 minutos con paciencia y sin distracciones externas. La fotografía de Takahiro Haibara (Parallel World Love Story, Korô no chi) es una auténtica maravilla y nos regala imágenes de gran belleza con un tratamiento evocador de la luminosidad. También, hay un tratamiento del sonido muy sutil y físico.

En definitiva, El teléfono del viento (Voices in the Wind) es un drama japonés espléndido que vincula con inteligencia el proceso del duelo de una adolescente con el de un país. Por el camino de esta atípica road movie se incorporarán algunas reflexiones sobre el Japón actual. La más llamativa es la crítica velada sobre la acogida de inmigrantes y el trato que reciben. Queda resumido en el encuentro con la familia kurda y cómo explican que uno de sus miembros ha sido detenido sin motivo. Es en la conexión con una chica de su edad, refugiada de guerra, cuándo vemos a la protagonista más relajada y sonriente que nunca.

Cada encuentro con cada personaje que se cruza en su camino es como un episodio independiente. En cada uno se explica una pequeña historia que construye un caleidoscopio global sobre la sociedad nipona actual. El teléfono del viento (Voices in the Wind) es una historia humana y humanista que vincula el presente con el pasado. Y aunque resulta una película dolorosa, también lo es tremendamente esperanzadora. Si te gusta el cine asiático, no te la puedes perder.


¿Qué te ha parecido la película?

El teléfono del viento

8

Puntuación

8.0/10

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