El diplomático holandés contra el Asesino del Bikini
Un estafador y serial killer
La miniserie La Serpiente hace un gran trabajo de investigación y todos los hechos importantes que aparecen en la pequeña pantalla sucedieron en realidad. Sí, por increíble que parezcan algunos de los recovecos que asume la historia, en especial, en cuanto a la impunidad con la que actuaba y a su infinita capacidad para camelarse a sus víctimas. En ese aspecto me ha recordado al magnetismo que producía el loco de Charles Manson que también encontró en la comunidad hippie a las personas ideales para lavarles el cerebro en el Rancho Spahn. Charles Sobhraj es como una versión sofisticada de aquel y su Kanit House un resort mucho más lujoso y paradisíaco que los estudios de cine en mitad del desierto. Sin embargo, el liderazgo sectario de ambos es muy parecido.
En este caso, el origen racial y una infancia donde probablemente sufrió la discriminación, conllevaron que creciera en su interior un sentimiento de inferioridad. Ese pudo ser el origen primario para la explosión de rabia y odio que desplegaba contra los turistas occidentales. Su frialdad ante el dolor ajeno y algunas particularidades de sus crímenes, lo convirtieron en un serial killer impredecible y escurridizo. En esta ficción episódica no se profundiza en exceso en sus motivaciones criminales. El personaje central es bastante hermético, pero es fácil poder sacar algunas de estas conclusiones. Para encarnarlo se ha escogido al estupendo actor Tahar Rahim, francés de origen argelino, que aporta su carisma en una transformación que le hace casi irreconocible, aunque no creo que esté a la altura de sus mejores trabajos. Como muestra tenéis su excelente y reciente trabajo en The Mauritanian.
La extraña estructura narrativa
La Serpiente tiene una ambientación magnífica. Recrea a la perfección el espíritu de la época, tanto en las localizaciones como en el vestuario, lo que queda subrayado con una selección de temas musicales de aquellos años. Lo más curioso y lo que más llama la atención de la serie es como el guion y el montaje tratan la historia. Al principio puede despistar bastante sus constantes idas y venidas a hechos relacionados que suceden en distintas épocas. Es un rompecabezas totalmente desordenado donde a veces se nos cuenta la resolución de una acción antes de conocer el inicio de la misma. Todos esos saltos temporales están mezclados y, sin embargo, nunca pierden su coherencia interna. Reconozco que es una forma narrativa arriesgada y que puede resultar algo confusa o exigente durante los primeros episodios, pero al final le coges el tranquillo.
Además de eso tenemos dos líneas argumentales claramente marcadas. La primera es la trama del asesino y su séquito que se adentra en el puro noir criminal de toda la vida con aspecto de una docuserie true crime. Ahí hay que destacar especialmente la presencia de Marie-Andrée Leclerc, personaje bastante más complejo e interesante psicológicamente que el propio protagonista. Está interpretado de manera fantástica por una misteriosa Jenna Coleman. La segunda trama es la compleja e intrincada investigación. El diplomático metido a detective está interpretado estupendamente por Billy Howle, que acaba siendo el contrapunto racional y empático para el espectador. Sus pesquisas chocan contra la incompetencia y corruptelas policiales, así como con la indiferencia de una diplomacia aristocrática que no se preocupa por la desaparición de jóvenes hippies a los que consideran poco notorios. Su obsesión llevada hasta un límite que perjudica incluso sus relaciones personales, se vuelve un eje clave para disfrutar de esta serie. La Serpiente no es una serie perfecta, pero está muy por encima de la media de estrenos semanales que nos llegan.
Listado de espisodios de la miniserie ‘La Serpiente’
Episodio 1
Bangkok, años 70. Charles Sobhraj preside la (aparentemente) sofisticada Kanit House antes de que la desaparición de dos mochileros atraiga la atención de un diplomático.
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