Realidad aumentada a través de la trepanación
Monstruos, body horror y psicoanálisis
Bajo esa premisa tan absurda como sugestiva, se construye la primera parte de Homunculus, la que resulta más interesante. Se transmite una atmósfera opresiva, desagradable y enfermiza. La cámara del fotógrafo Jun Fukumoto (Jukai Mura, Howling Village) traslada con bastante acierto el mundo de sordidez nocturna y decadente contemplado en el manga. Las dantescas viñetas en que aparecen los monstruos combinan el cine de género con del drama psicológico. Se vuelve desconcertante y confuso. Susumu se convierte en una especie de sanador de almas, un profeta sin patria ni reino que se dedica a combatir a los monstruos (traumas) que asolan el subconsciente de las personas. Eso lo veremos reflejado a la perfección en la escena con el yakuza. Bajo la apariencia de un robot destructor contiene la imagen de un niño asustado en su interior. Homunculus funciona mucho mejor en su parte fantástica que en la dramática o psicoanalítica.
Luego llega el momento más polémico del manga que también se atreven a poner en imágenes aquí, aunque omitiendo algunos detalles escabrosos. Me refiero a la incómoda escena de la «curación» de la estudiante adolescente interpretada por la actriz Anna Ishii. Es una chica que manifiesta la rebeldía contra sus padres y sus inseguridades a través de la sexualización de su cuerpo y la autolesión. El vagabundo convertido en cazador de monstruos encuentra que la manera de liberarla es a través de una violación en el interior del coche. Hay que entender que nos estamos moviendo en un mundo abstracto y desquiciado, pero el espectador cada vez se encontrará más perdido y entenderá menos las reacciones de los personajes.
La parte final de Homunculus pierde fuerza expresiva. Se apuesta de forma rotunda por el drama psicológico con tendencia a la sobreactuación y acaba siendo cansina. Lo más interesante que tenía la película era la particularidad en la creación de un mundo de pesadillas que bien podía haberse extraído en la trepanación de los cerebros de David Cronenberg, Clive Barker o William S. Burroughs. Hay elementos del body horror más salvaje que también daban para más juego sangriento como el momento de la auto-trepanación. Sin embargo, la parte final de la película se pierde en caminos indefinidos que, además, modifican de forma ostensible el manga original. Homunculus es una experiencia extraña e insólita, pero no acaba de convencer en su totalidad. Solo apta y recomendada para fans del fantástico japonés más bizarro.
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