El retrato errático de una mujer compleja
A sus pies, Andra Lady Day
No todo es malo en Los Estados Unidos contra Billie Holiday. La presencia de la cantante Andra Day interpretando a Lady Day es todo un acierto y un verdadero descubrimiento para el cine. Su trabajo es tan visceral como sensible. Está tan lleno de matices que resplandece en cada uno de los planos. Ella es la película. Se coloca en la piel de Billie Holiday y se atreve, incluso, a interpretar un repertorio de canciones icónicas con su propia voz. El resultado es fascinante. Andra Day asombra encima del escenario, pero también cuando debe lidiar con los vaivenes emocionales de su personaje. El director saca partido a la parte musical y a la reconstrucción escénica de los conciertos en vivo. Le otorga el protagonismo a la actriz y eso beneficia a todas esas secuencias.
Funciona mucho peor todo lo que envuelve a la ambigua relación sentimental de Billie con el Agente Federal Jimmy Fletcher, interpretado por un sosainas Trevante Rhodes. En general, esa parte está bastante mal contada y nunca consigue que nos interese lo más mínimo. Queda bastante poco definida la necesidad autodestructiva que tiene la cantante derivada de un pasado traumático y que canaliza a través de distintas relaciones abusivas. Para ello se esbozan algunos elementos sueltos con una eficaz escena en flashback, pero en general Lee Daniels tiene prisa por desgranar todos los asuntos paralelos de manera impostada y sin equilibrar bien el tono. Hay momentos que rozan lo grotesco.
La fruta más extraña y amarga
La subtrama que sirve como eje principal para este biopic es la persecución que sufre la cantante por parte de Harry J. Anslinger de la Oficina Federal de Narcóticos. Su cruzada contra la diva del jazz la condujo a la cárcel durante ocho meses por posesión de heroína. Solo fue un disfraz de sábana blanca bajo el que se ocultaba el racismo institucional que la acosaba. Aún se conservan coletazos que mimetizan algunas decisiones judiciales de aquella época, por eso no es casualidad que en los últimos años encontremos gran cantidad de películas y series que han normalizado hablar del pasado como símil para retratar el racismo en la actualidad. Como ejemplo de referencia tenemos la antología Small Axe (Steve McQueen, 2021).
La reivindicación social de Los Estados Unidos contra Billie Holiday se concentra en la desgarradora canción «Strange Fruit» de Billie Holiday que luego interpretarían otras cantantes como Nina Simone. La letra nos habla de forma metafórica sobre el fruto amargo que cuelga de los árboles. En realidad se está refiriendo a los cadáveres de personas de raza negra que eran torturados y linchados por hombres blancos. Era un tema que se consideraba demasiado subversivo y por eso se intentaba prohibir que interpretase esa canción con la excusa de que podía alentar posibles disturbios por parte de la comunidad afroamericana.
Como vemos, Los Estados Unidos contra Billie Holiday está llena de temas interesantes que podían haber convertido esta biografía en un viaje apasionante por la vida de un mito del jazz. Al tiempo era una oportunidad para hacer un recorrido por la historia de un país y sacar a relucir todas sus vergüenzas. Sin embargo, el guion no encuentra la manera de conjugar todos esos elementos y termina siendo una película telefilmera bastante decepcionante. No está a la altura del personaje. La suerte es que Andra Day está soberbia y consigue que no despeguemos los ojos de la pantalla durante cada una de sus apariciones. Solo por ella, merece la pena ver la película.
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