viernes, abril 19, 2024

Crítica de ‘Palmer’: Ser quien quieres ser

Las críticas de Daniel Farriol:
Palmer
 
Palmer es un drama estadounidense dirigido por Fisher Stevens (Tipos legales, Beso en Manhattan), con guion de Cheryl Guerriero (Temporada de Caza). Es la historia de ex convicto que tras 12 años en prisión por un arrebato violento, regresa a casa de su abuela para rehacer su vida. En una caravana que hay junto a su casa, vive un niño bastante especial con el que entablará una inesperada amistad. Tener que cuidarlo cuando su madre drogodependiente se marcha de viaje, le acarreará problemas con su libertad condicional. Está protagonizada por Justin Timberlake (In Time, Golpe de efecto), Juno Temple (Little Birds, Wonder Wheel), Ryder Allen, Alisha Wainwright, June Squibb, Dean Winters, Wynn Everett y Jesse C. Boyd. La película no se ha estrenado en salas comerciales y está distribuida en España por Apple TV desde el día 29 de Enero de 2021.
 

La masculinidad cultural

Palmer es un drama con tintes sociales que funciona más a modo de fábula que como un tratamiento realista de los temas que toca. Sin embargo, cuenta una historia muy bonita de integración y de aceptación al diferente que la hace merecedora de nuestro tiempo. Desprende sensibilidad por los cuatros costados, así que te aviso que es posible que te haga saltar la lagrimita en algunas de las secuencias. El director Fisher Stevens, con una extensa carrera de actor a sus espaldas, extrae una interpretación honesta del cantante Justin Timberlake que sorprende por la química que consigue con el pequeño Ryder Allen
 
Esa relación se convierte en el eje argumental sobre el que se vertebra esta historia sobre las segundas oportunidades. El personaje de Palmer, en un primer vistazo, podría considerarse como el estereotipo más representativo de la masculinidad idealizada que tienen los pueblos norteamericanos más conservadores. Con pinta de malote y lleno de tatuajes, en su etapa de juventud fue alguien popular y con carácter de líder. Era el quarterback titular del equipo de fútbol americano y formaba parte del típico grupito callejero de amigotes que medio borrachos hacían algunas tropelías para demostrar su estúpida valentía. Durante un robo con allanamiento, las cosas salieron mal y acabó golpeando violentamente a un hombre. Fue detenido por la policía y encerrado en prisión durante 12 años, sin delatar al resto de sus amigos entre los que se encontraba el hijo del sheriff. Ninguno de ellos fue a verle mientras estuvo encerrado.
 

La ingenuidad infantil

Pero todo eso ya forma parte del pasado. Palmer es una película que se centra en la etapa posterior de ese hombre, cuando sale de la cárcel como un hombre maduro, con la lección aprendida y en la búsqueda de reanudar un nuevo camino para su vida. Para ello tiene la ayuda de su abuela, una mujer con un gran corazón que le acoge sin cuestionamientos éticos, con la única condición de que le acompañe los domingos a misa. Frente a ellos malvive una familia desestructurada en una caravana. La joven madre es adicta a las drogas, el hombre tiene perfil de maltratador y el encantador niño posee un carácter muy especial. Como su madre y padrastro siempre están de viaje o desaparecidos, el niño es cuidado principalmente por la abuela de Palmer y a él no le queda más remedio que acostumbrarse a su presencia en la casa.
 
Enseguida entiende que el niño, Sam, no es como los demás que hay en el pueblo. Le encanta jugar con muñecas y su sueño es pertenecer al club de las princesas voladoras, un programa de dibujos animados que ve por televisión. El gran acierto de la película es el retrato de ese niño. Pese a la miserable vida que tiene con un padre desaparecido, un padrastro que le maltrata, una madre que nunca está y unos compañeros de clase que le hacen bullying, el niño siempre se muestra feliz y con una sonrisa en la cara. Se siente a gusto consigo mismo. Para retratar esos temas, se elude caer en el enfoque de drama social habitual. Podría considerarse que el tratamiento es más ligero o menos trágico, si se prefiere. Por encima de eso hay un niño con las ideas claras de lo qué siente y de lo qué quiere ser, sin preocuparse por el entorno hostil. Será inevitable encariñarse con el personaje del niño y sonreír con esas ocurrencias cómo asistir a clase disfrazado de princesa. Palmer nunca cae en el adoctrinamiento ideológico ni en un discurso panfletario. 
 

Los sentimientos más puros

La primera reacción del personaje encarnado por Justin Timberlake hacia ese niño será mirarlo con extrañeza y desaprobación. Toda la gente del pueblo lo hace y él aún debe aprender a desprenderse de esa herencia cultural, la misma que le encumbró en su juventud como un icono de la masculinidad idealizada. Pero, poco a poco, el rechazo inicial se convertirá en admiración por la determinación que tiene el niño en ser sí mismo. ¿Quién es él para juzgarle? Entre los dos surgirá una relación paterno-filial inesperada donde cada uno encontrará en el otro la seguridad necesaria para afrontar ese tortuoso camino juntos. Contarán también con la inestimable ayuda de una profesora con la que el ex convicto iniciará además una relación sentimental. Palmer es una película sobre los sentimientos más puros. Hay un tono edulcorado y telefilmero que podría haber hecho caer la película en la ñoñería más tonta, pero Fisher Stevens mantiene el pulso y el equilibrio para evitarlo.
 
Como es de esperar, habrá gente en el pueblo que no lo pondrá fácil. Por un lado, no entenderán el desvío que toma ese niño en la tradición cultural de los roles de género. Por otro lado, pondrán en peligro la libertad condicional de Palmer, quién se convertirá en su protector. El guion apuesta por un desarrollo absolutamente predecible de los hechos y el espectador se adelantará en cada escena a lo que va a pasar. En ese sentido, la película está llena de lugares comunes, pero sin que llegue a molestar. Palmer tiene un tono amable y luminoso que busca poner en valor a las buenas personas y a los buenos sentimientos. En cierta manera me ha recordado a una película reciente como En la Autopista (Logan Marshall-Green, 2019), dónde otro ex convicto debía cuidar de un bebé que encontraba abandonado en un contenedor de basura. Dar cariño a quién lo necesita, para aprender a quererse a uno mismo. Palmer es hermosa y emotiva. Probablemente no permanezca mucho tiempo en nuestra memoria, pero nos hará pasar un rato entrañable mientras la observamos. 
 

¿Qué te ha parecido la película?

Palmer

6.8

Puntuación

6.8/10

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