Las críticas de José F. Pérez Pertejo en la 64 SEMINCI:
La profesora de piano (Lara)
Lara es el título original del largometraje alemán presentado esta mañana en la Sección Oficial a competición de la sexagésimo cuarta edición de la SEMINCI, aunque todo hace pensar, a juzgar por el subtítulo empleado, que la distribuidora española va a estrenarla en nuestro país con el título de La profesora de piano, título, en mi opinión, menos acertado que el original que no es ni más ni menos que el nombre de la protagonista absoluta del film.
Todo el largometraje se desarrolla en un día de la vida de Lara Jenkins (Corinna Harfouch), concretamente el día de su sesenta cumpleaños qué, además, coincide con el día en que su hijo Viktor Jenkins (Tom Schilling), reconocido pianista, tiene un importante concierto en el que, por primera vez, va a tocar una composición propia y no a lucirse técnicamente como intérprete con estudios de Chopin o Schubert. Ella, que en su juventud fue también pianista y la iniciadora de su hijo en la música, decide pasar el día del cumpleaños preparándose psicológicamente para el concierto.
El realizador alemán Jan-Ole Gerster divide su largometraje en dos actos claramente diferenciados, durante el primero de ellos sigue con su cámara a Lara durante todo el día en el que mantendrá sucesivos encuentros con su sucesora laboral (se acaba de jubilar), la novia de su hijo, su exmarido, un vecino taxista, su madre, su propio hijo Viktor y su anciano profesor de música. Con todos estos encuentros, el guionista Blaz Kutin y la propia actriz Corinna Harfouch nos darán las claves para comprender a un personaje que, al inicio del film, nos ha sido presentado de una manera un tanto abrupta.
Lara es una de esas personas que ha dejado pasar los trenes de su vida por miedo al fracaso de no satisfacer lo que para su viejo profesor era desmedida ambición y para su madre simplemente egoísmo. Probablemente esa insatisfacción personal sea el origen de su falta de habilidad social y su incapacidad para empatizar con prácticamente nadie. Es, por decirlo con claridad, una de esas personas que no cae bien a casi nadie. De todos esos encuentros Lara saldrá lo suficientemente turbada como para llegar al segundo acto del film, el concierto y post concierto, en una encrucijada emocional de consecuencias imprevisibles.
Gerster, desde una rigurosa dirección, plantea también la película orientada desde la personalidad del personaje principal, su ritmo pausado, sus planos deliberadamente estáticos y una puesta en escena al servicio de justificar los encuentros y desencuentros de Lara, participan en la creación de estados de ánimo del espectador al que no será difícil identificarse con algún personaje, porque de lo que Gerster está hablando en definitiva es de las insatisfacciones e inseguridades que todos (en mayor o menor medida) llevamos en la maleta y, lo que es peor, podemos contagiar a nuestro alrededor fundamentalmente a aquellos que nos tienen como referente, que suelen ser nuestros hijos. Ese (falso) refugio que supone «no intentarlo» frente al miedo al fracaso, la insatisfacción generadora de envidias y reproches y la determinante influencia de esos miedos, insatisfacciones, inseguridades, envidias y reproches en los vínculos emocionales y efectivos con nuestros seres «queridos», habitan en el núcleo existencial de un film de excelente factura, sobrio y reposado que, probablemente, se beneficie de un segundo visionado alejado de las exigencias de horarios y acúmulos visuales a los que nos somete un festival.
Brillante trabajo de Corinna Harfouch en el papel protagonista y de todo un elenco de secundarios en una película que, sin ser redonda, resulta irreprochable.
7.5
La típica película que leído el argumento y vista la puesta en escena, sabes que no defraudará en su visionado. Mi duda es si no se nos mezclará con el tiempo con otras películas similares.