viernes, abril 19, 2024

8 maravillosas razones por las que ver ‘La maravillosa Sra. Maisel’

Hay producciones que satisfacen todos los sentidos. En la marabunta de series actual es difícil despuntar, pero a veces ocurre cuando menos te lo esperas. La maravillosa Sra. Maisel llegó a Amazon Prime Video de forma discreta. Creció gracias al boca a boca y ahora, tras dos temporadas, es la reina en las ceremonias de premios televisivos, hasta el punto de haber ganado el AFI a mejor programa televisivo del año.

La maravillosa Sra. Maisel es la nueva comedia de Amy Sherman-Palladino, creadora también de Las chicas Gilmore, que cambia el pequeño pueblo de Star Hollows por la Gran Manzana en los años 50. Miriam Maisel es un ama de casa judía de la buena sociedad neoyorquina. Su vida es perfecta, hasta que un día su marido la abandona por otra mujer. Pero Miriam es fuerte, decidida y, sobre todo, muy divertida, y decide rehacer su vida convirtiéndose en una mujer independiente que pretende hacerse un lugar en el masculino mundo del stand up comedy.

¿Pero dónde reside el secreto de esta serie? En No es cine todo lo que reluce os damos 8 razones por las que La maravillosa Sra. Maisel se merece tanta loa y mucha más.

Porque echamos de menos a nuestras chicas

Sí, ahora todo es Miriam Maisel por aquí, Miriam Maisel por allá, pero Amy Sherman- Palladino deberá su carrera ahora y siempre a Lorelai y Rory Gilmore. Sí, hace tiempo que abandonamos Star Hollow y deberíamos haberlo superado. Pero ese epílogo que Sherman-Palladino rodó con Netflix, titulado Las cuatro estaciones, solo consiguió dejarnos con ganas de más. Por suerte Miriam Maisel comparte con las Gilmore el ingenio, los diálogos rápidos y la familia rara. Emily y Richard bien podrían ser descendientes de los Weissman, y el costumbrismo de Star Hollows se encierra esta vez en el Gaslight; el local en el que se inicia Miriam como humorista.

Por el feminismo en la era Doris Day

Miriam Maisel bien podría haber salido de la novela de Ira Levin «Las esposas de Stepford». Ha cumplido con todos y cada uno de los propósitos que se había planteado para antes de cumplir los treinta. Tiene una familia perfecta, una casa perfecta, y no ha cambiado de talla desde los dieciséis años. El día que todo aquello que construyó se desmorona por algo ajeno a su control, Miriam ha de reinventarse.

La maravillosa Sra. Maisel hace un retrato ingenioso del machismo propio de la sociedad estadounidense en los años 50. En ese escenario en el que el hombre provee y la mujer decora, Maisel pretende ser algo más, y busca su lugar en un mundillo esencialmente masculino. Amy Sherman-Palladino utiliza a su protagonista para homenajear a aquellas mujeres que se negaron a admitir que hacer reír era potestad única de los hombres: humoristas como Jean Carroll, Elaine May o la mismísima Lucille Ball se reflejan en Miriam.

Por Rachel Brosnahan

Un Emmy y dos Globos de Oro confirman que Rachel Bronahan ha nacido para el personaje. Curtida ya en el drama televisivo con Black Box, Manhattan o House of Cards, no podíamos imaginar que la actriz tuviese ese don natural para la comedia. Las palabras pueden no ser suyas, pero ella las conquista con la gracia de su lenguaje gestual. Brosnahan no solo interpreta a Miriam, sino que sabe hacer de ella un personaje multidimensional, con ingenio y alegría, pero también con una profunda fragilidad.

Por la galería de secundarios

Y decimos secundarios porque Miriam es demasiado maravillosa como para ser ensombrecida. Sin embargo, la serie vive gracias a aquellos que la rodean. Y sí, puede que ella esté destinada a conquistar el escenario, pero no solo de monólogos vive la comedia. Alex Borstein como Susie o Tony Shalhoub como el padre de Miriam, Abe Weissman, se llevaron la mayor parte de las risas en la primera temporada. Miriam es ingeniosa, sí, pero ellos son sarcásticos y rozan un cinismo que rompe con la aparente cursilería casi tecnicolor que los rodea. Lo que nos lleva al siguiente punto…

Por la ambientación

¿Echas de menos Mad Men y su cuidada estética? Ya tienes a lo que engancharte. La maravillosa Sra. Maisel dibuja el Nueva York de los 50 con todas sus caras. La decoración burguesa del Upper West Side -con su estilo Dorothy Draper- la suciedad y la estética beatnik del Village, los grandes almacenes tipo Sears o los interiores en el metro, son escenarios diseñados meticulosamente por Bill Groom, quien fue galardonado con cuatro Emmys por el impecable trabajo de producción en la serie Boardwalk Empire. Groom juega con la diversidad estética de la ciudad, con la identidad propia de cada uno de sus barrios. Cada escena es un deleite por la perfecta comunión entre producción y vestuario…

Porque… ¡Qué vestuario!

Coge a Doris Day, a Audrey Hepburn y a Grace Kelly. Mételas en una coctelera y prepárate una copa. Tómatela. Ahora vomita sobre tu pantalla. Ahí tienes a Miriam Maisel. Si en el punto anterior mencionábamos lo minucioso de su escenografía, no podemos decir menos de su vestuario. Los diseños de Donna Zakowska tienen mucho de Valentino y de Balenciaga, pero también de la contracultura de los años 50 y 60.

Y sí, los ojos se van hacia los vestidos de Miriam o de Rose Weissman (Marin Hinkle), pero igual de preciso y de heterogéneo es el vestuario de los personajes masculinos más jóvenes, como es el caso de Joel Maisel (Michael Zegen) que tan pronto viste traje de chaqueta y gabardina a lo Don Drapper, como se coloca una camiseta de cuello alto o un jersey de algodón para moverse por el Village.

Por la música

No hay dos sin tres, y al diseño de producción y al vestuario les tiene que acompañar una gran banda sonora. La selección musical de La maravillosa Sra. Maisel va desde temas de Broadway como «A Wonderful Day Like Today» a músicos de jazz como Miles Davis. Te enamora con la voz de la época de Blossom Dearie y de repente te mete en créditos un tema del grupo de los 80 The Go-Go’s. Cualquier cosa que sirva para la narración fresca y divertida de la serie.

Por el optimismo

Porque La maravillosa Sra. Maisel no está exenta de drama, pero como la propia protagonista hace, lo utiliza como combustible de su comedia. La serie no es que deje buen sabor de boca, es que te deja con mono de más, como si te hubieses atiborrado de cafeína y de pronto desapareciese el café de la faz de la tierra. Es así de enérgica y deliciosa.

Hay series que triunfan tras un buen hacer, pero sobre todo tras una campaña publicitaria que casi te obliga a verlas. Hay otras que van cimentando su fama poquito a poco. La maravillosa Sra. Maisel es el mejor ejemplo de que a veces una buena historia es suficiente. Una buena historia y un buen reparto, y una buena dirección, y un buen vestuario, y buena música, y…

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