viernes, abril 19, 2024

31 Semana de Cine de Medina del Campo: Encuentro con Aitor Arregi y José Mari Goenaga

No es cine todo lo que reluce ha estado en Medina del Campo donde Aitor Arregi Jose Mari Goenaga han sido galardonados con el premio Roel de Directores del Siglo XXI junto a su compañero Jon Garaño que no ha podido acudir por encontrarse fuera de España. La entrega ha tenido lugar durante la segunda jornada de la trigésimo primera edición del certamen medinense, un día después de que Belén Cuesta recibiera el Roel de Actriz del Siglo XXIHoras antes, ambos comparecían ante la prensa en la Sala de Cámara del Auditorio Municipal de Medina del Campo, acompañados de Emiliano Allende, director del certamen. Durante algo más de una hora,  Arregi y  Goenega respondieron a las preguntas de los medios allí desplazados.

Tras la presentación de Emiliano Allende que les señaló como perfectos representantes de lo que supone este festival que sigue la carrera de los directores desde que son cortometrajistas (pues hasta siete cortometrajes del colectivo Arregi-Goenaga-Garaño en sus diferentes combinaciones han participado en la Semana de Cine de Medina del Campo), comenzó el turno de preguntas. 

En primer lugar nos gustaría saber qué significa para vosotros  recibir este premio.

Arregi: Cuando nos llamó Emiliano, no lo dudamos, estábamos muy liados, estábamos preparando la siguiente película, pero cuando nos dijo que el Festival de Medina del Campo nos iba a dar un premio, que es un lugar en el que sentimos como en casa, que aunque suena a cliché, no lo es, son palabras honestas. Es la primera vez que recibimos un premio a nuestra trayectoria, es como un reconocimiento especial, bonito, a mí personalmente me hace mucha ilusión.

Goenaga: Pues ayer hacíamos un repaso a nuestra trayectoria aquí y creo que son cuatro premios los que hemos recibido aquí a cortometrajes, y no nos hemos desentendido del cortometraje, de hecho cuando estuvimos hace tres años presentando Loreak, también presentamos un corto dirigido por Aitor. Así que por supuesto que nos encanta recibir un premio aquí, y cuando oyes lo de cineastas del siglo XXI suena hasta “demasiado”… pero bueno, ya llevamos casi veinte años de siglo.

Arregi: En nuestro caso está muy bien el nombre del premio porque empezamos con el siglo.

Goenaga: Nos hace particular ilusión que el premio sea para los tres, porque nuestro sello, más que un sello personal es un sello colectivo. Nuestra productora Moriarti y también ocurre con Irusoin con la que trabajamos habitualmente en coproducción tenemos un espíritu colectivo al que nos ha llevado la vida, no ha sido premeditado. Nuestros primeros cortos, aunque el trabajo era colectivo, iban firmados de un modo individual, pero ahora firmamos en codirección y los largos siempre en codirección. Muy a menudo nos dicen otros directores lo difícil que es codirigir, y en cierto modo es cierto, yo también diría que no podría codirigir si no es con Aitor o con Jon.

¿Y cómo hacéis el reparto de roles?

Arregi: Pues depende un poco, no creas que lo debatimos demasiado, en principio cuando nos reunimos y hay una idea, pues lo más coherente es que el que aporta la idea esté en la dirección, y luego de una manera natural se va decidiendo. Nuestro espíritu colectivo nos lleva a ello, empezamos con un espíritu de rotación que desde fuera puede parecer raro, pero nosotros lo vemos como algo natural.

¿Qué nos podéis contar de la nueva película?

Goenaga: Se titula La trinchera infinita, va a ser nuestro primer largometraje en castellano, cuenta la historia de un topo. Uno de tantos republicanos que después de la guerra civil optaron por esconderse en sus casas o en un agujero, o escondite hasta que se calmaran las cosas. Y claro, la cosa se fue alargando hasta el punto de que algunos pasaron treinta años escondidos en sus casas. Hace años vimos un documental 30 años de oscuridad de Manuel Martín, que nos interesó mucho y pensamos que ahí había una ficción. El guion lo hemos escrito con Luiso Berdejo, no se basa en un topo en concreto si no en varias historias que hemos conocido y luego la ficción que nosotros hemos introducido. Estamos muy contentos, empezaremos a rodar el 7 de mayo, el protagonista masculino va a ser Antonio de la Torre y la protagonista femenina Belén Cuesta que creo que estuvo ayer aquí.

Arregi: Paradójicamente es una película más pequeña que Handia, vamos a rodar mucho en interiores, escenas cerradas, nos parece muy interesante y que al tiempo de contar una historia se puede dar un testimonio histórico de lo que ocurrió.

Aitor Arregui y Jose Mari Goenaga
Aitor Arregui y Jose Mari Goenaga durante la rueda de prensa celebrada en Medina del Campo.

¿Os da vértigo después del listón de las dos primeras películas?

Arregi: Pues, hablo personalmente, no siento demasiado. Yo sentía mucho vértigo con Handia respecto a Loreak. Pero bueno, son películas muy diferentes que es algo que repetía Jon (Garaño) muy a menudo. Y ahora me tranquiliza mucho pensar que va a ser también una película muy diferente, con mucha autonomía, que se tendrá que defender por sí misma para lo bueno y para lo malo, y a mí eso me tranquiliza. También me tranquiliza que la historia está muy bien, que el material es muy potente y que el reparto va a ser muy fuerte. Ahora mismo la sensaciones son muy buenas. Dentro de unos meses, cuando estemos editando, a lo mejor me preguntas y veo las cosas de otra manera… porque yo en el proceso de edición veo siempre mucha diferencia entre lo que querías dirigir y lo que tienes.

Goenaga: La presión se nota, desde luego, yo en Handia he notado mucho la presión, efectivamente sobre todo durante el proceso de edición. Previo a Loreak habíamos hecho otra pero como no había tenido mucha repercusión se notó menos. Ahora, si algo bueno tiene es que la próxima película ya formará parte de una trayectoria, y eso tiene que aligerar la carga de la responsabilidad, pero claro que existe, responsabilidad con el espectador y con toda la gente que se involucra en el proyecto… Antonio, Belén, el resto del reparto, que se imagina que estarás a la altura de lo que has hecho hasta ahora.

¿Y el título estuvo claro desde el principio o habéis cambiado varias veces como con Loreak y Handia?

Arregi: El título lo puso Luiso, el coguionista, y de momento, lo estamos dejando madurar y está madurando bien de momento. Pero sí, es cierto, que solemos marear mucho los títulos, lo cual es un reflejo de nuestra manera de trabajar, que a veces nos eternizamos.

¿Cómo veis la salud del cine?

Arregi: Pues depende de la perspectiva, una cosa son las cifras, que parece que van bien por lo que dicen, desde el 2014 al 2017 van subiendo las cifras. Y luego está la perspectiva de la creación, parece que sí se está polarizando en España una vertiente de cine más comercial y otra vertiente de cine de autor, lo cual para mí es bueno, habla de que va habiendo una industria. Y luego está la cosecha de cada año… hay años mejores y años peores. Yo soy optimista en ese sentido, creo que pueden convivir todos los tipos de cine. Yo estoy con ganas de ver el cine que van a hacer este año Vermut, Rosales… también rueda Amenábar aunque no sé si se estrenará este año…

Goenaga: Hombre, se habla mucho de qué pasa con la presencia de películas españolas en festivales extranjeros, y puede que haya algo que no se esté haciendo bien, yo creo que es un problema de estrategia, no sé si en forma de contactos internacionales con los festivales, pero esa presencia sería importante porque serviría de estímulo para que se haga más, para que muchos nos creamos que podemos hacer las cosas bien, que podemos hacer cortos que compitan en cualquier parte del mundo. No sé decirte qué, pero algo está fallando y yo creo que es a nivel estratégico, porque todos los años hay algunas películas que podrían estar en festivales importantes.

Emiliano: Parece que a nivel internacional está teniendo mucha más presencia los cortos, por primera vez un cortometraje español ha ganado la Palma de Oro del Festival de Cannes, otro ha sido premiado en Sundance, en los últimos años ha habido algún cortometraje español nominado al Oscar… y como dices tú, puede ser una cuestión de estrategia.

¿El hecho de hacer las películas en Euskera os ha supuesto algún obstáculo?

Arregi: Yo nunca lo he sentido así, y la mejor prueba son los diez goyas… la gente ha votado la película que le ha gustado. En el caso de Handia, el euskera es una cuestión narrativa, está implicada en la trama. Puede que haya un sector de público para que sea un obstáculo, pero influye mucho que en España la gente está menos acostumbrada a ver películas subtituladas que en otros países. En Portugal eso no pasa. Pero en general, yo creo que si una película llega, si dice algo que te interesa, lo hace por encima del idioma que esté usando.

¿Creeis por tanto que el principal idioma en una película es el audiovisual?

Goenaga: Claro, en gran medida el lenguaje que nosotros usamos es el audiovisual, muy por encima del idioma que hablen los personajes. Hay gente que nos ha dicho, he visto Handia y ni me he dado cuenta de que era en euskera. Y eso a mí por un lado me satisface porque quiere decir que han funcionado los medios que emplea el cine, aunque a nosotros también nos gusta mostrar el euskera, especialmente fuera, como una lengua viva que se sigue utilizando. Nosotros no nos hemos limitiado en ese sentido. Nuestros largometrajes han sido hasta ahora en euskera, pero hemos hecho cortos en euskera, en castellano, en inglés. Ahora vamos a rodar el largometraje en castellano porque la historia lo pide, lo cual no quiere decir que a partir de ahora lo vayamos a hacer todo en castellano. Dependerá de cada proyecto. 

Pero Handia se ha doblado también al castellano, ¿por qué?

Arregi: Pues por razones de distribución. Porque quieres llegar a más gente, y hay zonas en los que los propios exhibidores te dicen que no tienen un público que vaya a ver cine en versión original, no ya en euskera, sino tampoco en japonés, en danés… o en inglés.

Goenaga: Es que una cosa es lo que a ti te gustaría, pero no puedes dar la espalda a la realidad y hay gente que solo ve el cine doblado. Y desde el momento que participa TVE en la producción ya te piden una copia doblada. Y ya que la tienes que doblar, pues la distribuyes también doblada. En realidad es un tema educacional, en el País Vasco que no llega a tres millones de habitantes, pues tal vez por herencia del doblaje español o por las razones que sea también se está doblando las películas al euskera, y no parece que el mercado de para sostener una industria de doblaje en una población tan pequeña.

Lleváis casi veinte años de trabajo en vuestra productora Moriarti. ¿Podéis hacer un repaso de vuestra trayectoria?

Goenaga: Nosotros nos conocimos en la escuela de cine de Sarobe que está al lado de San Sebastián, era pequeñita, nos hicimos amigos y nos habíamos quedado con las ganas de hacer más cosas, y por lo menos hacer un proyecto cada uno de cortometraje y los demás colaborar en el de cada uno. Luego nos empezamos a juntar en bares o en alguna casa de cultura donde había cámaras o material de edición. Y luego ¿qué? ¿nos pillamos un local? Y ya tienes que empezar a poner dinero, y miras subvenciones y proyectos con la ETB, documentales, entramos en contacto con Irusoin que es la coproductora con la que solemos trabajar, y de ahí fueron saliendo documentales. Lucio fue un punto de inflexión… estuvo nominado al Goya, estuvo en el Festival de San Sebastián… y a partir de ahí fue nuestra primera película de ficción 80 Egunean que la rodamos en 2009, la estrenamos en el 2010. Y de ahí ya los tres largometrajes que llevamos hasta ahora. Ahora tenemos la sensación de empezar a recoger lo que hemos sembrado durante esos diez años antes del primer largometraje de ficción. 

Arregi: Yo creo que un momento importante fue cuando decidimos centrar la productora a hacer productos cinematográficos de ficción, porque durante un tiempo convivíamos con la televisión, y yo creo que una productora hay que centrarla en algo… si te dedicas a muchas cosas te puedes dispersar. Una de las decisiones importantes fue precisamente esa, situar el cine en el epicentro de la productora. Y luego, seguir siendo libres para tomar nuestras propias decisiones y seguir reforzando la marca Moriarti.

¿Os sentís más cómodos en la ficción que en el documental?

Arregi: Yo personalmente sí, me llenan más los códigos que maneja la ficción. Aunque me he sentido cómodo haciendo documental, pero la ficción, esto de jugar con la mentira para construir una verdad, a mí me gusta más. Y yo si estoy aquí ahora, hablando de cine, es porque yo de pequeño flipaba viendo cine, y esa educación sentimental de la infancia me ha llevado a esto.

Goenaga: A mí también me gusta más la ficción, también es cierto que el documental me ha tocado menos, tengo una experiencia más corta. Como espectador también me gusta más la ficción. También es cierto que yo sufro mucho durante el proceso de escritura, así que si me preguntas mientras estoy escribiendo probablemente te diría ¿por qué no haré documentales? Pero me gusta más la ficción. También es cierto que hay veces que no están tan separados, porque a veces la ficción bebe de la realidad, tu escuchas historias y luego las manipulas… y a mí eso a veces me hace sentir incómodo.

Arregi: Yo creo, y esto es una opinión muy personal, que el documental está muy sobrevalorado, es un género más ortopédico. A veces es como… vas a ver como es la realidad de un pueblo de Brasil… y seguro que es muy interesante… pero yo quiero que me cuenten un cuento. El documental, narrativamente está más limitado, tienes la sensación de que llega un momento que no puedes ir más allá.

Goenaga: Efectivamente, eso lo decía Tarkovsky, que dejó de hacer documental por eso, porque se encontró que había un momento que, por la razón que fuera, no podía ir más allá, por ética… por falta de acceso a los protagonistas… Y bueno, estamos hablando de esto en un tiempo en el que esos conceptos se están desdibujando… que la ficción y el documental están a menudo imbricados.

¿Creéis que esa personalidad vasca tan marcada de vuestras películas os ha beneficiado o perjudicado?

Arregi: Bueno, en todas las películas tienes que cerrar un poco la localización, ya sea en Euskadi, en Galicia o en Normandía. En el caso de Handia, a veces nos preguntan si la relación de los dos hermanos, un poco fría, si no es muy vasco. Pues no lo sé, porque al final, yo soy vasco y todo se me filtra. Hay cosas que sí, que son muy vascas, la expresión de los afectos… no sé en otras zonas de España como nos saldría. Pero te puedo asegurar que nosotros cuando hacemos las cosas nunca decimos “vamos a hacer esto porque es muy vasco”, no, salen las cosas de manera natural porque tú eres cómo eres, de dónde eres, y transmites una forma de ser a la vez que cuentas una historia.

Goenaga: Sí, pero siempre intentamos contar una historia que sea universal por encima del paisaje o de los códigos que manejes. Siempre aspiramos a hacer una película que de lo local vaya a lo universal.

Emiliano: ¿Y yo para terminar quería hacer una pregunta que no sé si me vais a responder, que es cómo se ha hecho el truco del gigante?

Arregi: ¿Y por qué crees que no te la vamos a responder?

Emiliano: Porque ya os lo pregunté una vez en San Sebastián y dijisteis que no se podía contar el truco. 

Arregi: (Risas) Bueno, estamos en momentos diferentes, entonces era el comienzo de la vida de la película, al principio jugábamos mucho al secretismo, decíamos “no se puede contar, es la magia del cine…” pero ahora ya se puede contar, porque si no lo contamos además parece que vamos de guays, hablando de Tarkovsky, no contando los trucos… pues mira, pensamos varias opciones en principio pensando mucho en la postproducción, y los que nos iban a hacer la postproducción nos dijeron: intentad resolver todo lo que podáis durante el rodaje. Por un lado están los trucos de siempre, lo primero contratar actores pequeñitos, o al menos más pequeñitos que Eneko (Eneko Sagardoy, el protagonista). Lo segundo ponerle zancos, hacerle trajes falseados, manos de mentira y jugar siempre con la planificación de los planos, utilizando tarimas, y luego el truco total que fue que contratamos un doble, un señor que mide 2,32 que se llama Saad Kaiche y que utilizamos en muchos planos, sobre todo en los planos generales y planos largos, que además ayudó mucho a Eneko el ver como se movía alguien de esa altura. Y luego pues la postproducción, insertando la cara de Eneko en los planos filmados con el doble. La verdad es que nos dimos cuenta pronto de que eso iba a funcionar, otras cosas pudieron despertarnos más dudas durante el rodaje, pero eso pronto nos dimos cuenta que iba a ir bien. 

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