jueves, abril 18, 2024

Crítica de ‘Atómica’: Charlize Theron se juega el físico a ambos lados del muro

Las críticas de José F. Pérez Pertejo: 
Atómica
 

A pesar de que algún buen amigo se ha esforzado varias veces en hacerme entender las diferencias entre comic y novela gráfica, mi arcaica y nostálgica mente sigue empeñándose en llamar tebeo a todo lo que se componga de viñetas con dibujos y bocadillos de texto. El caso es que a decir de los expertos en el llamado noveno arte, el británico Antony Johnston es uno de los grandes autores de su generación y acaba de ver llevada al cine, cambio de título mediante, su celebrada novela gráfica “La ciudad más fría” dibujada por Sam Hart y que en su versión cinematográfica ha sido titulada como Atomic Blonde o Atómica para su estreno en salas españolas.

Esa ciudad más fría a la que hace referencia el título original de la novela no es otra que el Berlín de 1989, en los días previos a la caída del muro que supondría el colapso del comunismo en la Europa del Este y el fin (o al menos decadencia) de la guerra fría entre EEUU y la URSS. Un agente encubierto del MI6 británico aparece asesinado en Berlín y súbitamente cunde la alarma en Londres al saberse que dicho agente estaba detrás de un espía dispuesto a cambiarse de bando y en posesión de una lista con todos los agentes activos de uno y otro bando incluyendo a Satchel, un célebre agente doble de esos que no se sabe muy bien para quien trabajan. El MI6 envía entonces a Lorraine Broughton (Charlize Theron) para ponerse en contacto con su enlace allí, un tipo peculiar llamado Percival (James McAvoy), y juntos tratar de esclarecer las circunstancias en las que fue asesinado su colega, averiguar la información contenida en la famosa lista y desenmascarar al agente doble.

Con este material de partida, David Leitch, codirector de John Wick, debuta en la dirección en solitario con Atómica (Atomic Blonde) antes de enfrentarse el año que viene al reto de dirigir la segunda parte de Deadpool; y lo hace rodeado de un excelente reparto en el que a los citados protagonistas se unen el excelente John Goodman, Toby Jones, Eddie Marsan y Sofia Boutella. Con una potente producción, Atómica comienza con una estética que trata de recordar su naturaleza de novela gráfica a través de rótulos de colores (aunque la novela es en blanco y negro) y una dirección artística que apuesta por una estética muy marcada, un vestuario agresivo, una fotografía muy contrastada y un montaje ágil y rápido con el que el espectador no tarda en entrar en el film.

El problema comienza cuando el desarrollo de la película supedita la intriga a la acción y la profundidad a la estética. En Atómica no se respira el aire de suspense de las historias de espionaje clásicas (John le Carré es la referencia más socorrida) y un film prometedor en su planteamiento termina por pervertirse al caer en la cansina repetición de secuencias de acción disparatada y peleas de esas interminables en las que cinco malos rodean al bueno pero le atacan de uno en uno y el bueno a base de piruetas circenses, saltos imposibles y mamporros letales termina por deshacerse de todos. Secuencias a mayor gloria de Charlize Theron, que se consolida como heroína de acción tras su memorable Imperiator Furiosa en Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015), pero cuyo personaje se queda a medias. Su manera de pensar, de actuar y de sentir es apenas esbozada en un guion que renuncia a dar hondura a los personajes. Más acentuado es este problema con el personaje de Percival del que sin embargo James McAvoy saca petróleo confirmándose como un auténtico camaleón película tras película.

Nos quedamos con ganas de más Toby Jones y más John Goodman cuyos personajes son relegados a un sencillo recurso narrativo (ya presente en la novela) al plantear la historia como un interrogatorio que mediante varios flashbacks se retrotrae para contar los hechos. Más peso tienen el siempre inquietante Eddie Marsan y la explosiva Sofía Boutella en el papel de una enigmática agente francesa que utilizará su sensualidad para descolocar al personal.

En conclusión, Atómica es una película entretenida que en su adaptación de novela gráfica a lenguaje cinematográfico termina perdiéndose en sus excesos visuales y sus déficits narrativos. El resultado es un tanto confuso y, como he dicho, con demasiadas secuencias de acción que a pesar de estar bien filmadas convierten en rutinaria una historia que se habría beneficiado de menos ruido y más nueces.

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