viernes, marzo 29, 2024

Crítica de ‘Melanie. The girl with all the gifts’: Esto no lo salva ni Gemma Arterton

Las críticas de Agustín Olivares:
Melanie. The girl with  all the gifts

Melanie. The girl with all the gifts es una película de genero que ha cosechado numerosas nominaciones y premios alrededor del mundo. En España fue proyectada por primera vez en Sitges 2016, donde su joven protagonista ganó el Premio a la Mejor Actriz. Desconozco el criterio del jurado, pero si lo que estaban premiando era la capacidad de Sennia Nanua para desequilibrarte los chacras e irritarte como nunca, sin duda, se lo merecía.

Melanie es una chiquilla prepuber que vive encarcelada junto a otra veintena de chavales y chavalas en una especie de instalación militar soterrada. Los llevan atados en sillas de ruedas de la época de Chanquete, y los meten en clases sin pupitres para que digan de memorieta la tabla periódica, con los números y todo. Entonces descubrimos que Melanie es muy lista y empática, toca la patata de la profe cada vez que abre la boca. Pero al jefe de los militares eso no le gusta, porque en realidad los chiquillos tienen el virus zombie metido de serie, y si te descuidas te meten un bocao y te convierten. Pero, jopetas, que los niños tienen corazoncito. “Pobres chiquillos”, quería el director de la cinta que pensara el espectador… Pero la tendencia sabionda de su protagonista solo te lleva a pensar que todo lo que les pase es poco. Melanie es como la “lista” de tu clase, la petarda lameculos que enjabonaba a la profe, la tontalava que se presentaba todos los años para ser la delegada… Si, esa a la que odiabas. Y si no la odiabas es porque tu eras la listilla. Todos te odiaban, sabionda.

Atención spoilers…

La película continúa hasta que los infectados adultos y descerebrados se cuelan en la instalación, la lían parda y obligan a los protagonistas a huir despavoridos. Una de las protas es Glenn Close, que interpreta a una científica que quiere encontrar la vacuna antizombie a toda costa, utilizando a los niños y su virus de serie para tales fines. Es como un tren: va directa hacia su objetivo y no se detendrá ante nada. En el lado opuesto está la profe, interpretada por Gemma Arterton, que trata de proteger a Melanie a toda costa (al huir se olvida de los otros veinte niños, pero una niña repelente ya es suficiente).

Para no desvelar más me quedo aquí en cuanto a sinopsis, pero voy a seguir despotricando. En primer lugar he sentido estigmas en mi yo infantil cada vez que Melanie abría la boca. ¿Cómo puede haber tanta educación, tanto saber estar, tanta sabiduría en un cuerpo de 12 años? ¡Por Dios, que alguien la mate! Pero no, copón, te la tienes que tragar toda la peli. Y es que es la protagonista, ¿Cómo va a morir enseguida? Y ahí reside uno de los principales problemas de la peli: no solo no empatizas con la prota, sino que te cae mal. Muy mal. Empatizas más con el militar negro, un secundario más (que, sorpresa, no es el primero en morir. ¡Un punto para la peli!). En cambio entiendes mucho mejor las motivaciones del personaje de Glenn Close, y como Melanie te cae mal pues tampoco te planteas demasiado si es moral o inmoral lo de rebanarle los sesos para conseguir una cura.

En segundo lugar están los pequeños detalles, esos auto-regalos que se hace el guionista, Mike Carey, para ponerse las cosas más fáciles y permitir que la acción avance sin mucha justificación. Hay ejemplos mil: cuando descubrimos que la profesora tiene llaves de los cubículos de los niño-zombies (¿A santo de qué? ¡Si ella no se encarga de llevarlos a clase!); cuando la profe se deja el tubito de cremita frente al cubículo de Melanie (claro, si no hay tubito nadie sabría que Melanie ha tenido visita); cuando vemos que no hay comida en toda la casa, pero en cambio ha sobrevivido un perro durante años (y sin el perro los protagonistas no hubieran podido continuar su huida); cuando se lían a tiros en una zona repleta de zombies “en suspensión” pero solo reaccionan media docena (porque si reaccionan todos no sobrevive ni Peter), etc. Es decir, cada diez minutos (aprox.) hay algo que te saca de la peli. Unas veces son detalles, otras son cantazos nivel Dios. Por ejemplo: Kiera está solo por la ciudad buscando comida. Melanie advierte al jefe militar de que los niños de Mad Max 3 están en la ciudad y se lo van a comer. El jefazo podría avisarlo por Walkie Talkie al instante, pero ¿Lo hace? No, claro que no. Se espera cinco minutos para que los chavales pillen al bueno de Kiera.

En tercer lugar están las cosas que ocurren porque si, o con una justificación difícilmente creíble. Lo más irritante es el final, con Melanie pegando fuego al Árbol de la Vida zombie para que las bayas se abran y dispersen por el aire el virus, para que los pocos que han sobrevivido a la infección se conviertan. Ahora me pongo en la piel de Mourinho y me pregunto ¿Por qué? ¿Por qué vas a infectar a tu única fuente de alimento? ¿Cómo vais a alimentaros tu y el resto de la banda del patio? ¿Con gatitos y palomas?

Además, nunca se aclara si los animales son sensibles o no a la infección ¿Y si se infectan, que? Entre vosotros no os podéis comer, tontalava. Además, Melanie deja encerrados en un laboratorio cerrado herméticamente a su querida profesora y al jefe militar. El jefazo se larga en su busca y, claro, la palma. Y Melanie se queda despagada, y llora diciendo que los había dejado a salvo. No me fastidies, niñata: o mundo zombie o mundo no zombie. ¿Cómo querías que sobrevivieran? ¿Comiéndose sus heces? Porque los gatos y las palomas son para vosotros. Nunca lo he probado, pero en caso de comerte tus residuos una y otra vez llegaría un momento en el que ya no te quedaría nada que cagar. O morirías de una infección, que creo que es lo más probable. Así que lista, que eres una lista, te dejas a tu profe favorita encerrada en un laboratorio hermético sin comida ni aire. ¿Cómo va a sobrevivir? ¿Eh? ¿Eh?

Tranquila, que no pasa nada. Aquí está el tito Mike escribiendo el guión, y decide que no pasa nada. Aunque la infección se transmite por el aire nuestra profe favorita no se infecta. Además no le hace falta comida: se alimenta de sus heces, o algo. Y tu y el resto de niños perdidos podéis seguir a vuestro rollo sin comida ni nada. Y así el mundo sigue girando y la película se acaba y das gracias al señor por haber sobrevivido al visionado.

Ahora bien, no todo es malo. Melanie. The girl with all the gifts aporta novedades al mito zombie/infectados, inventando un nuevo modo de enfermar y generando un universo propio que puede dar mucho de sí. Lo malo es que el guionista se pasa por el arco de triunfo las leyes de su propio universo en numerosas ocasiones.

También me ha gustado la banda sonora. Tiene personalidad, explora sonidos poco habituales en este tipo de películas. Hay pasajes pegadizos que se te quedan grabados en la memoria, especialmente el que va asociado al personaje de Melanie. Además, los efectos especiales/visuales también están muy logrados. Y Gemma Arterton es capaz de hacer un papelón con el prospecto del jarabe, así que aquí luce fantástica.

En definitiva, Melanie. The girl with all the gifts es una película que no aburre en absoluto, sobre todo por el nivel de estrés que te causa su protagonista. Puede que tengas una dicotomía moral al conectar más con el lado científico que con el emocional, pero no estas sol@: Todos queremos que Melanie muera.  El resto del elenco actoral está muy bien, y el universo es fantástico, aunque al guionista se le ven las costuras y se deja el culo al aire. El resto de aspectos técnicos cumple con creces. Así que si te sobran unos euros y quieres echar la tarde te recomiendo que vayas a los recreativos o te eches unos bingos.


¿Qué te ha parecido Melanie. The girl with all the gifts?

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