En primer lugar, se ha procedido a entregar el galardón a Chema Prado que ha dirigido la Filmoteca Española desde el año 1989 hasta el pasado mes de marzo cuando, tras 27 años en el cargo, decidió jubilarse. Chema Prado, una de las personalidades más destacadas de la industria cinematográfica española y referente internacional, entró a trabajar en Filmoteca Española en 1976, primero en el Departamento de Programación, hasta 1989, en que asumió la Dirección.
Previamente han subido al escenario los directores de todas las filmotecas autonómicas que se han desplazado a Valladolid para acompañar al homenajeado, Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Cataluña ha dirigido unas palabras de reconocimiento a Prado. También han subido al escenario, por expreso deseo del homenajeado, gran parte del equipo de Chema Prado, alguno de los cuales ha trabajado con él durante los últimos cuarenta años.
La Espiga de Oro de Honor ha sido entregada por el director Pere Portabella que también ha tenido palabras de elogio y reconocimiento para un Chema Prado muy emocionado en el momento de recibir el premio.
A continuación se ha procedido a entregar la Espiga de Oro de Honor a la actriz Geraldine Chaplin para lo cual se ha proyectado un vídeo que repasaba la trayectoria de la actriz nacida en Santa Mónica y de amplia trayectoria internacional incluyendo una fecunda carrera en el cine español. También se han proyectado unas palabras de los directores Félix Sabroso y Juan Antonio Bayona que no han podido desplazarse a Valladolid y han dedicado unas cariñosas palabras a Geraldine Chaplin.
Para entregar el premio a la genial actriz han subido al escenario la actriz Cristina Marcos que se ha declarado profunda admiradora de la homenajeada desde que trabajó con ella en La isla interior (Félix Sabroso y Dunia Ayaso, 2009), el esposo de la actriz Patricio Castilla y su hija, la también actriz Oona Chaplin que ha tenido unas divertidas y emocionadas palabras para su madre.
Geraldine Chaplin recibió el premio emocionada y dirigió al público un divertido discurso de agradecimientos mostrando, con gran desparpajo, su conocimiento de los gentilicios en lengua castellana. Finalmente declaró, que aunque creía no merecer el galardón, se lo iba a llevar igualmente a su casa en Suiza donde le enseñaría el bonito paisaje que la rodea.