Con 125 años de vida y con exitosas campañas como San Miguel. Donde va, triunfa o Un lugar llamado mundo, lo de este año debía suponer algo especial a la altura de tan importante aniversario, algo que no se quedara en anuncio de verano. Por eso se optó por lo verdadero. La historia de San Miguel es lo suficientemente épica para no necesitar de artificios, y en ella estaba el éxito de esta campaña.
Y lo mejor está por llegar es un spot rodado entre España y Tailandia, a esta última regresaba J.A. Bayona tras filmar Lo imposible lo que le otorgó la oportunidad de hablar con toda esa gente que había participado en ella del éxito cosechado en los últimos años. Entre risas contaba que el lugar no habían cambiado nada e incluso hizo fotos para gente de su equipo aquí en España que demostraban que no había pasado el tiempo.
Tanto Bayona como San Miguel estaban de acuerdo en que si querían que el anuncio se sintiese cercano y sincero al espectador, se debía prescindir de caras conocidas, así que con cincuenta y tres actores, doscientos cincuenta y cuatro extras y un equipo técnico de más de cuarenta personas, Bayona nos cuenta en el breve spot la historia de esta cerveza que recorre los bares del mundo.
A través de distintos personajes de todas partes del mundo; desde las calles de Bangkok a un pueblo perdido, desde una playa idílica a un local de jazz, escuchamos la historia de cómo dos emprendedores españoles fundaron una fábrica de cerveza en el barrio San Miguel de Manila con el fin de hacerse con el mercado en el sudeste asiático. Triunfaron, y años después regresaron a nuestro país con la levadura original para conquistar también Europa. Con su eslogan Y lo mejor está por llegar nos invitan a nosotros, consumidores, a continuar la historia.
La nuestra continuó en el jardín de La Cantina, donde nos esperaba una barra con (¿Adivináis?) botellines bien fríos de San Miguel a los que acompañó un generoso catering en el que triunfaron los bocadillitos de jamón con rúcula, el gazpacho de melón y los hojaldres rellenos.
Para amenizar la mañana, estuvimos acompañados por un grupo de actores que recrearon a Dalí, Gala, Orson Welles, Grace Kelly y otros muchos que se convirtieron en su momento en verdaderos embajadores de San Miguel. Sentada a la sombra con mi copa de cerveza, pude charlar con un corredor de los San Fermines, una chica ye-ye o con el mismísmo Welles, mientras en el interior se continuaban las entrevistas a Bayona por parte de los medios.
Al marcharnos, aun permanecía esa sensación de buenrollismo que suele rodear a los spots de la marca, ese pensamiento de que, mientras en tus papilas sigue agarrado el amargor del lúpulo, en otra parte del mundo, alguien abre una San Miguel bien fría y brinda a tu salud.