sábado, febrero 24, 2024

Crítica de ‘Princesa (Han Gong-ju)’: Un hecho traumático mostrado con gran sensibilidad

Las críticas de David P. DavicinePrincesa (Han Gong-ju)

Cuando una película viene respaldada por un recorrido impresionante por los festivales de medio mundo, y reconocida como una de las mejores películas del año producida en Corea del Sur, como es el caso, pueden pasar dos cosas muy diferentes, pues o bien la ves esperando demasiado y te defrauda, o bien vas esperando disfrutar tanto de una joya que al final lo haces marcado por el subconsciente. Y he de decir que ni lo uno ni lo otro, pues Princesa (Han Gong-ju) es una gran película, independientemente se sepa de ella algo antes.

Es difícil muchas veces que una opera prima consiga unificar a la crítica y jurados de festivales, pero Lee Su-jin ha conseguido con su película, para la que cuenta con la joven actriz Chun Woo-hee en su primer papel protagonista, que todos valoren el gran trabajo realizado, la extraordinaria calidad de las interpretaciones y la gran sensibilidad demostrada en un tema tan delicado como el que trata. Por el momento, a la fecha de escribir esta crítica, ha conseguido Premio del Público en Busan, Premio del Jurado en Rotterdam, Gran Premio del Jurado en Marraquech, Gran Premio del Jurado, Premio de la Crítica y el Premio del Público a la Mejor Película en Deauville, y por último Mejor Película en la Sección Nuevas Visiones del Festival de Sitges… ahí es nada.
En Princesa Han Gong-ju (Chun Woo-hee) es una joven estudiante obligada a abandonar su escuela tras un misterioso incidente del que todo el mundo la señala como culpable. Con sus padres ilocalizables,  es llevada a un pequeño pueblo donde se queda a vivir con la madre de uno de sus profesores. Poco a poco irá acostumbrándose a su nueva vida y haciendo nuevos amigos, entre ellos Eun-hee, una divertida compañera de clase que la empujará a unirse a su grupo de música. Pero el pasado que Han Gong-ju ha dejado atrás pronto vuelve para atormentarla.
Ésta es la sinopsis más corta y comedida que se puede ofrecer sin que se desvele nada, pues lo mejor de la película es el juego de sutilezas que nos van marcando el camino para averiguar qué es lo que le ha sucedido a la joven protagonista para estar donde está hoy. Y es complicado hablar de la película sin contar nada de lo que realmente hace que sea una joya, pues si se conoce de antemano demasiado la sorpresa se pierde y las sensaciones que provocan los sucesos que nos muestra es uno de los valores añadidos a este gran título coreano, con una acumulación insostenible de detalles diseñados para hacer trabajar a los conductos lagrimales de los espectadores.
Princesa está narrada en alternancia entre presente y pasado, proporcionando cada transición tan sólo un poco de información antes de volver a la época actual, tomando forma la historia de Gong-ju a través de flashbacks, siendo una forma más que prudente de plasmar un drama y un pasado tan duro, y así nos dosifica el sufrimiento. 
En general no hay personajes que nos dejen indiferentes, pues todos ellos llevan su personalidad al límite, comenzando por la dificultad de relacionarse la joven protagonista con sus compañeras de instituto, pasando por la compañera Eun-hee, quien es demasiado alegre, la señora Cho a su vez es demasiado fría, mientras que Dong-yun vive demasiado intimidado y los padres de Gong-ju son demasiado cobardes. Pero todos ellos realizan unas grandes interpretaciones, haciendo que sintamos por ellos simpatía u odio, según corresponda, con tan sólo unos primeros minutos en pantalla.
Un acierto del director ha sido el planteamiento de  la fotografía y el juego de luces y cámaras que emplea para mostrarnos las dos épocas de la joven, construyendo perfectamente la atmósfera que nos muestra los pensamientos más íntimos de una persona atormentada por un suceso del pasado.
Princesa es mucho más que la historia de un trauma, es mucho más que el paso a la madurez y la superación personal. Princesa es una película dura y sin concesiones narrada con una sensibilidad especial que nos emociona y nos encoge el estómago a partes iguales. Si ésta es la primera película tanto de director como de protagonista, no puedo imaginar hasta donde pueden llegar ambos.

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