viernes, abril 19, 2024

Crítica de ‘El maestro del agua’: Un notable para la dirección de Russell Crowe

Las críticas de Cristina Pamplona «CrisKittyCris»: El maestro del agua


En una reciente entrevista con la revista Dujor, Angelina Jolie expresó su deseo de cambiar su carrera de actriz por la de directora de cine. Ella no es sino una más en la larga lista de actores que han probado suerte detrás de la cámara. Robert Redford, Ben Affleck, Clint Eastwood, Mel Gibson o Jodie Foster, han salido relativamente bien parados en ese giro a sus carreras. Otros, como Nicholas Cage con SonnyKevin Spacey con Beyond the Sea, o la reciente Lost River de Ryan Gosling, es mejor olvidarlos. Sea como sea, la primera incursión de un actor en la dirección se recibe siempre con desconfianza.

En el caso de Russel Crowe, que se ha trabajado una fama de tipo duro dentro y fuera de la pantalla, las expectativas no estaban muy altas. ¿Tendría el australiano algo interesante que contar y el talento suficiente para hacerlo? La respuesta es un rotundo e inesperado sí, porque Crowe con El maestro del agua ha inaugurado su filmografía de dirección con una historia épica heredera en su narración del mejor cine clásico. Clasificada dentro del género de drama bélico, las escenas de batalla apenas llegan a cubrir diez minutos de película, pero es el desencadenante de esta emocionante historia inspirada en hechos reales.

El comienzo de la cinta nos lleva hasta la retirada de las tropas británicas de la península de Galípoli, escenario de una de las batallas más cruentas de la Primera Guerra Mundial y que supuso miles de pérdidas humanas tanto en el bando otomano como en el de los aliados, en el que la mayor parte de caídos pertenecían al ejército australiano. Cuatro años después, Joshua Connor, un granjero de la región de Victoria con un don para la radiestésia, decide viajar a Turquía con el fin de encontrar los cuerpos de sus tres hijos y poder enterrarlos junto a su esposa. Allí encuentra un país al borde de otra guerra, esta vez por la irresponsabilidad de Reino Unido que prácticamente lo entrega en bandeja a los griegos. La odisea de Connor para encontrar los cuerpos de sus hijos le hace entender que en el campo de batalla no hay culpables e inocentes y que tu mejor aliado puede ser quien menos esperas.

El guión, compartido entre Andrew Knight y Andrew Anastasios, nació de una carta encontrada entre las pertenencias de un alto mando británico en la que se le informaba de que un hombre había viajado desde Australia hasta Turquía solo con el fin de encontrar el cadáver de su hijo. Pero más allá de la historia personal, quisieron narrar el conflicto desde ambos lados ahora que se cumplen cien años de la batalla. Era importante para ellos, al igual que para Crowe el contar una historia reconciliadora que recordara que los turcos tan solo respondieron a la invasión de su país por parte del ejército aliado. Parece que si ese era su principal propósito, lo han conseguido con creces, porque la película ha reventado la taquilla tanto en Australia como en Turquía, donde la crítica ha sido casi por unanimidad positiva. Ahora bien, no podemos negar que el guión peca en ocasiones de melodramático, sobre todo al intentar desarrollar una subtrama romántica con el personaje de Ayshe (Olga Kurylenko).

El personaje de Connor no está diseñado para el lucimiento de Crowe, más bien ha sido hecho a medida de todas sus interpretaciones: un tipo rudo, callado y, en este caso, sensible. De este modo puede centrarse en la dirección saliendo bien airado y correcto en su papel protagonista. Algo parecido ocurre con Olga Kurylenko. Su personaje es tan irreal y perfecto que nos puede llegar a resultar plano y, aunque su historia no llega a estar bien desarrollada, no deja de agradecerse ese argumento secundario para alejarnos lo justo de los recuerdos de la guerra. La calidad interpretativa de la película cae en su totalidad sobre el actor Yilmaz Erdogan que da vida al general Jemal con una dignidad y carisma que hace que se gane al espectador a los pocos minutos y que le ha valido el premio al mejor actor de la Academia de cine australiano.

El ganador del Oscar por El señor de los anillos: La comunidad del anillo, Andrew Lesnie, se hace cargo de una fotografía magistral y luminosa que captura la fuerte luz natural de Victoria, se regocija en el intenso colorido de Estambul y capta el escenario fantasmal de la península de Galípoli.

El debut de Russell Crowe aprueba con nota y, aunque su guión no está a la altura de otros dramas bélicos como El paciente inglés o Expiación, bebe tanto del cine clásico que no es difícil imaginar una versión en la que Connor fuese interpretado por Henry Fonda y Jemal por Anthony Quinn. Sus protagonistas casi intachables en un mundo ya desaparecido no pasarán la criba de los más cínicos, pero en absoluto podrán decir que no es una cinta sólida, bien construida, y un muy buen primer paso hacia la dirección por parte de Crowe al que, no obstante, le hubiese pedido una interpretación algo más pulida.

3 COMENTARIOS

  1. Ahora con vuestra critica ,aún tengo más ganas de verla.Un actor de los de antes haciendo cine como el de antes ,motivos más que de sobra para ir a verla al cine y tener un póster con su firma enmarcado en mi salón. Ahí va esa indirecta,directísima.Saludos !!!

  2. Yo no pienso perdérmela Russel Crowe es de lo mejor que hay y soy un gran seguidor de el haga lo que haga lo vere, es muy bueno y yo me haría un Selfie con el, jejejeje otra indirecta, gracias.

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