Existen películas que contienen un cierto atractivo, no porque te cuenten una historia, sino porque parece que esa historia va dirigida hacia a ti personalmente y da la casualidad que todas éstas tienen en común a un personaje narrando la historia como si de un cuento se tratase. Hablamos de la voz en off.
Personalmente, es uno de los recursos cinematográficos que más me llamaron la atención y, a día de hoy, me sigue pareciendo que en algunas películas de según qué género sea imprescindible, sean ya westerns o cine negro, por poner algún ejemplo.
¿Pero cómo y para qué se utiliza la voz en off? Para llevar a cabo ésto, simplemente hay que grabar al actor o actriz en una sala de grabación y luego acoplarlo a la película en el momento que el guión lo requiera. En cuanto a sus usos, pueden llegar a ser muy variados, siendo uno de ellos el fuera de campo del que ya hablamos, en donde existe una acción, pero el personaje protagonista de la escena no se encuentra presente.
Otros usos que puede tener la voz en off es narrar una historia, sustituyendo de esta manera los diálogos y dejándolos en un segundo plano, aunque también puede contar una historia relacionada con la escena mostrada para situar y explicar el significado de la acción a dicha escena. Además tiene otras aplicaciones como mostrar los sentimientos y pensamientos del protagonista a tiempo real o presentar a otros personajes de la misma película.
No hay que irse tan lejos para buscar la voz en off, ya que la podemos encontrar en diferentes lugares tales como documentales, spots publicitarios e incluso, llegando a ser más rebuscado, en los propios telediarios.
Finalmente, la voz en off tiene nombre y apellidos y ese sin duda es Martin Scorsese, quien ha conseguido llevar este recurso a sus películas hasta convertirlo en una de sus señas de identidad. Scorsese no fue el propulsor de esta técnica, aunque seguramente sí quien más la ha llegado a utilizar en su carrera cinematográfica, a comparación con otros directores.