Como bien se ha dicho, y expresado de manera vulgar, el slow motion es el efecto que produce una sensación de ver todo a cámara lenta. Aunque parezca un efecto relativamente moderno, el slow motion fue inventado en 1904 por August Musger, aunque tardó en llevarse al cine. Una de las primeras películas en las que se pudo ver este efecto fue Love me tonight, aunque la que mejor supo utilizarlo en un principio fue el clásico de Akira Kurosawa, Los siete samuráis.
Para hacer este efecto, no basta sólo con un ralentizar la imagen una vez realizado el vídeo. Para ello debe utilizarse una cámara especial que grabe desde 50 hasta 100 fotogramas por segundo, y luego reproducirlo a la velocidad normal, siendo 25 fps. Entonces es cuando el efecto slow motion quedará plasmado de manera profesional.
Al contrario que con el slow motion, se debe utilizar una base en la cámara para que el efecto quede adecuado. En el caso de time-lapse, usar un trípode (y si se tuviera, algún elemento para realizar un travelling) y posicionarlo de manera que éste quede totalmente inmóvil durante el proceso de grabación. No hace falta tener una cámara de vídeo, ya que una fotográfica es igualmente útil y es lo más comúnmente utilizado. Cuando esté listo todo el proceso de montaje del equipo, solo falta elegir una duración en fps menor a la velocidad estándar, siendo de 20 hacia bajo las que más se utilizan. Se puede dar mayor efecto de velocidad según el obturador, aunque de esto hablaremos en otro momento.
Este efecto puede otorgar una gran dosis de suspense si es bien utilizado o en otros casos, puede dar la sensación de belleza y magnitud ante lo desconocido. Resacón en las vegas en el cine o C.S.I. en televisión han utilizado de manera recurrente este efecto.