martes, marzo 19, 2024

59 SEMINCI. Sección Oficial. Crítica de ‘Lucifer’: Señor, ¿qué hemos hecho para tener que ver ésto?

Las críticas de David Pérez «Davicine»
Lucifer

Hay ocasiones en las que hacer una crítica de algo que no te gusta cuesta mucho más que hacerla de algo que te ha sorprendido, agradado e incluso entusiasmado, y eso es lo que sucede con Lucifer, la película del cineasta Gust Van den Berghe de la que poco bueno puedo decir, y demasiado extenso quedaría enumerar las cosas negativas que aprecio en la película.

En Lucifer nos presentan a la pobre anciana Lupita, quien tiene poca suerte: debe hacerse cargo de su nieta huérfana, su marido finge ser paralítico y se diría que el sol nunca brilla para ella. Un día, un misterioso hombre cae del cielo, Lucifer, aunque todos creen que es un ángel. Tras una primera desconfianza, aceptan vaya a su casa tras ayudarlas con un cabrito escapado y malherido. Él consigue que el marido vuelva a caminar y que, por fin, el sol brille también para ella, pero no todo es tan bueno como parece.

El director ha asumido muchos riesgos al presentar la película con una puesta en pantalla peculiar, incluso diría que radical, y que parece no ha salido tan bien como cabría esperar, al menos bajo mi punto de vista. Si bien es cierto que siempre ha asumido riesgos, no siempre han sido tan desfavorables los resultados, pues con El pequeño niño Jesús de Flandes cedía el protagonismo a personas con síndrome de Down, y en Blue Bird se desplazó hasta Togo para rodar una peculiar adaptación de la obra teatral homónima de Maurice Maeterlinck, toda ella rodada con un filtro azul que absorbe las tonalidades cromáticas, pero ambas eran producciones aceptables y dignas de ser visionadas en su extensión, sin huir de la sala de cine -como ha sido el caso de Lucifer, donde muchos espectadores han salido sin finalizar la proyección-.

Lucifer nos traslada a México, cerca del Paricutín, el volcán más joven del mundo, y ha sido rodada exclusivamente con Tondoscope, un formato desarrollado por su director de fotografía, Hans Bruch Jr., que sirve para ofrecer la concepción filosófica que el cineasta tenía de su historia, pero que, tras provocar sorpresa de inicio, acaba saturando al espectador ver toda la película en un círculo en medio de la pantalla. Algunos planos hubieran estado bien para la representación del paraíso, e incluso hay algunas escenas en las que queda hasta peculiar, pero sumado a otros detalles que luego enumeraré, el resultado es agotador.

Estamos ante una historia sobre personas normales, incluso personas con un nivel de vida precario, pero que en sí es su vida normal en la aldea. Para lograr que no pareciera tan distante de lo que allí se vive fue recurriendo poco a poco a la gente de la zona, en Michuacán, y a sus pintorescas tradiciones y ritmo de vida, con algunas peculiaridades que bien podrían parecernos excentricidades, como tener todas las casas unos postes altísimos con altavoces, y durante todo el día anunciar cosas, como la llegada de un autobús o si algo sucede a alguno de los vecinos.

La película comenzó con actores pero acabó incorporando a muchas personas que conoció el director en el día a día, y quizás ahí radica el primer problema: la falta de naturalidad a la hora de interpretarse casi a sí mismos, rozando lo vergonzoso, pues no siempre uno sabe interpretarse en el cine, provocando que más que diálogos fluidos y naturales parezcan lecturas de guion sin haber sido ensayados. De hecho, al director no le gusta que sus actores se sepan el guion, prefiere que estén perdidos y se dejen guiar, y al menos ha conseguido su objetivo, pues más perdidos no podían estar.

A excepción de Lucifer, interpretado por Gabino Rodríguez, «amigo» del director, y que tiene algo más de tablas, el resto no encajan, y llegan a provocar inicialmente sonrisa al ver como «actúan» para acabar deseando concluya esta penitencia en forma de película.

El trasfondo bíblico de la historia podría haber dado más juego si el conjunto hubiera tenido una calidad suficiente como para mantenernos enganchado en el cine, pues es habitual en todas las películas del director ofrecer referencias bíblicas tanto en temas como en imágenes, pero, en esta ocasión, llevar una historia bien conocida por todos como son las tentaciones de Lucifer, no ha acabado como cabría esperar.

En los tiempos que corren es siempre una alegría ver que se da la oportunidad de trabajar a personas que no tiene muchos recursos, pero confío que les haya resuelto la vida más de lo que a muchos de nosotros nos ha perjudicado a nuestra salud mental ver Lucifer.

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