Inspirada en hechos reales, Al encuentro del Sr. Banks es la extraordinaria y desconocida historia de cómo llegó a la pantalla la película Mary Poppins, el clásico de Disney, y la complicada relación que el legendario Walt Disney tuvo con la escritora P.L. Travers, que estuvo a punto de hacer naufragar la película.
Cualquier persona que ha visto y amado Mary Poppins sabe a ciencia cierta que no trata de los niños, y es el tenso Sr. Banks el verdadero objetivo de las atenciones de Poppins, mientras ella trata de sacarlo de su jaula con forma de banco y lo vuelve a conectar con lo que realmente importa, su familia. Esta es la idea central de Al encuentro del Sr. Banks, una encantadora, sentimental y profunda forma de mostrar la realización de Mary Poppins.
Al encuentro del Sr. Banks quiere que tomemos la verdad con una cucharada de azúcar, y el director John Lee Hancock hace malabares entre lo afectuoso y lo abrasivo con facilidad, creando un dulce delicioso con un corazón blando, con un toque agrio y la cantidad justa de realidad. Al tratarse de una producción de Disney, podríamos suponer que la historia habría sido debidamente manipulada, pero dado que el guión original fue escrito sin la participación del estudio, cuando se implicaron lo único que exigieron fue que Walt no fumara en pantalla, aunque sí que bebe y se le muestra como un duro hombre de negocios, con Hanks retratando con gran resolución la pasión de Disney por sacar adelante una película de Poppins, gustara o no a su autora.
En cuanto a Thompson, está perfecta en el rol de la autora, con una gran melancolía, impresionantes momentos de cascarrabias, y un extraño control sobre su vida, pero dejando claro que tiene un don para la comedia. Thompson se mueve entre las emociones conflictivas ofreciendo un retrato de alguien a quien es difícil no comprender.
La deficiencia más grave de la película es que usa en exceso los recuerdos, y se busca quizás amplificar las dramatizaciones, como en las escenas finales, al igual que no necesitamos que nos manifiesten de forma evidente que la vida de la protagonista está empezando a desmoronarse, y por qué, pues todo va implícito en la gran actuación de Thompson e incluso la apariencia, pues su pelo, fuertemente sujeto con permanente, se afloja gradualmente a medida que la película avanza, en una representación visual de su resistencia a la descongelación.
El personaje de Travers está inevitablemente simplificado, restando importancia a su reputación como poeta, e incluso restando importancia a su temprana carrera como actriz. Ella no era la solterona que la película indica, sino más bien una figura transgresora.
Travers estaba en su derecho a resistirse a introducir en su historia un exceso de la magia de Disney, pero Walt tenía razón en la forma en la que había que llevarla a la pantalla grande, sobre todo en el detalle de los pingüinos animados, pues, a veces, una cucharada de azúcar realmente ayuda a tragar la medicina.