viernes, abril 19, 2024

Crítica de ‘La leyenda del samurái: 47 ronin’: Una adaptación visualmente deslumbrante

Las críticas de David P. «Davicine»: La leyenda del samurái: 47 ronin

En Japón, la historia de los 47 ronin es tan fundamental para la identidad nacional del país que existe una palabra especial para el acto de la misma narración: Chushingura. A pesar de esta larga tradición de reinterpretaciones flexibles, la versión «made in Hollywood» de la misma se toma libertades con la leyenda subyacente para poder introducir en ella al actor Keanu Reeves como un mestizo, además de aderezar la historia con múltiples efectos generados por ordenador, pero sin faltar el respeto al original.

En teoría, el considerable talento visual del director Carl Rinsch sirve de para suplir algunas carencias en el director novel, y en sus manos La leyenda del samurái: 47 ronin rivaliza con las épicas películas de artes marciales de Tsui Hark o Zhang Yimou en términos de puro espectáculo.

Como todo ChushinguraLa leyenda del samurái: 47 ronin recuerda el trágico incidente en Ako, durante el cual el Señor Asano (Min Tanaka) se vio obligado a cometer seppuku después de golpear a un huésped real desarmado, dejando a los 47 samuráis que habían estado bajo su mando sin un señor al que servir, siendo por lo tanto desde ese momento samuráis deshonrados, conocidos como ronin. Tras más de un año a la deriva, estos ronin deciden buscar venganza, reivindicando a su amo.

Curiosamente, Universal Pictures opta por ocultar el hecho de que los verdaderos héroes de esta épica leyenda japonesa eran los propios japoneses, y se posiciona toda la historia alrededor del personaje de Reeves, descrito como el «amor de una noche» vergonzosa entre un marinero Inglés y una chica campesina de la zona.

El reparto japonés forma un conjunto sólido. Hiroyuki Sanada interpreta a Oishi, líder del grupo de desesperados ronin, que pide ayuda al misterioso y extraño Kai (Reeves) para planificar su golpe, y casi puede él sólo con el peso de la película, aunque sobre Sanada debe destacar el comercial Reeves, que a pesar de su herencia genética mixta en la vida real se siente totalmente fuera de lugar en esta película.

Keanu Reeves se mueve bastante bien en las escenas de lucha, pero igualmente se esfuerza por dar sentimiento y significado a líneas que a menudo rozan lo absurdo. Con una espada en la mano y el ceño fruncido, el actor cumple, pero en las escenas dramáticas, donde está llamado a emocionar con el diálogo – por ejemplo, con su amor prohibido, Mika – Reeves se convierte rápidamente en objeto de ironía, ya que parece tan falso como Brad Pitt de teniente Aldo Raine tratando de fingir ser italiano en Malditos bastardos. Mientras, Tadanobi Asano es adecuadamente desagradable como el malvado Kira, y ciertamente cada actor japonés destaca y cumple, incluyendo a Clyde Kusatsu y Gedde Watanabe, conocidos por una gran cantidad de comedias de los 80 y Cary-Hiroyuki Tagawa como un imponente Shogun.

La diferencia clave con otros Chushingura viene en los motivos especulados tras el ataque inicial de Asano sobre su rival en el palacio – el acto que marca toda la tragedia. Con este relato de fantasía, Rinsch introduce la noción de brujería, sirviéndose de Rinko Kikuchi como una bruja deliciosamente malvada con poderes ambiguos, capaz de conjurar arañas iridiscentes de la nada o transformarse en un dragón de tres dimensiones. Con tan impresionantes elementos visuales, la película se esfuerza por captar y mantener el interés del espectador, conozca o no la leyenda subyacente.

Rinsch obtuvo su influencia como director dirigiendo anuncios de televisión que se distinguen principalmente por sus visiones elegantes y únicas del futuro. Al ser un director no probado en un género de época, tan lejos de su zona de confort establecida como es la ciencia-ficción, el resultado final es una película compuesta de estilos que chocan, que alterna entre el gran período que refleja y la fantasía que en última instancia distrae.

El diseño de producción de Jan Roelfs (Fast and Furious 6), el diseño de vestuario de Penny Rose (Piratas del Caribe), y los decorados de Elli Griff (Hellboy II) captan la grandeza y los detalles más delicados del Japón feudal, aunque cuesta mantener una coherencia al interrumpirse ese reflejo de la era feudal con elementos como bestias místicas realizadas por ordenador. La leyenda de los 47 Ronin está llena de elementos místicos y sobrenaturales, pero mientras que un personaje como el de la bruja Rinko Kikuchi encaja muy bien dentro del marco temporal de la película, casi todos los demás elementos fantásticos parecen fuera de lugar, a pesar de ser los catalizadores de la mayor parte de los grandes momentos de acción.

Mientras que no llega al nivel de la leyenda de samurais adaptada por Takashi Miike en 2010, 13 Asesinos, y no vamos a compararla con obras maestras japonesas como Los siete samurais, de Kurosawa, o anteriores adaptaciones de la misma leyenda japonesa de los 47 ronin, La leyenda del samurái: 47 ronin es, en última instancia, una película entretenida de acción ubicada en un período épico reflejado con bastante fidelidad, y que homenajea claramente a esos sacrificados ronin, gracias a un alarde visual y un intento narrativo lento pero seguro.

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