martes, abril 23, 2024

Crítica de ‘Los Juegos del Hambre: En llamas’: La lucha por la libertad

Las críticas de David P. «Davicine»: Los Juegos del Hambre: En llamas

Cuando terminé de ver Los Juegos del Hambre me quedó una sensación de haber disfrutado una película entretenida, pero no ansiaba más entregas, o al menos no era una necesidad imperiosa. Tras ver Los Juegos del Hambre: En llamas, de Francis Lawrence, han logrado que nos vayamos con ganas de su secuela, pues realmente nos dejan la película preparada para seguir con las dos entregas posteriores, además de saber que estamos ante la nueva heroína del cine del siglo XIX.

En esta entrega, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) vuelve a casa sana y salva tras ganar los septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre junto a su tributo Peeta Mellark (Josh Hutcherson). Ganar significa tener que dejar atrás a familia y amigos, y embarcarse en la «Gira de la Victoria» por los diferentes distritos. A lo largo del camino, Katniss se da cuenta de que una rebelión comienza a gestarse, pero en el Capitolio continúa todo bajo control mientras el Presidente Snow (Donald Sutherland) organiza los Septuagésimo Quintos Juegos del Hambre (El Vasallaje), una competición que cambiará Panem para siempre…
A pesar de poder ser comparada con La saga Crepúsculo, dado que ambas están basadas en novelas orientadas a un público juvenil (aunque tienen muchos seguidores adultos), las adaptaciones de Los Juegos del Hambre buscan un público joven pero más adulto, pues los temas que trata son maduros y narra los acontecimientos de forma sugerente y entretenida, además de contar con el valor añadido de tener en el reparto a Jennifer Lawrence.
Quizás los acontecimientos narrados son algo exagerados, y es difícil, que no imposible, que lleguemos a vivir en un mundo así, pero el planteamiento y la forma de mostrar ese futuro es fantástica, y nos deja claro que podríamos plantearnos cómo sería una sociedad que permitiera la brutalidad de personas asesinándose entre sí por el mero entretenimiento.
La gente teme al gobierno, el presidente Snow teme la inevitabilidad histórica de un levantamiento, y es muy consciente que estar en el bando ganador de una brecha económica es demasiado divertido como para dejarlo pasar. Katniss vive con miedo. Lo único que quiere es que la dejen sola, dado que no quiere ser un líder, y no puede quitarse el recuerdo del momento en el que su supervivencia dependía de matar a la gente que no quería matar. La naturaleza desafiante de Katniss comienza a inspirar a las personas en los distritos que quieren resistirse, y sus peores temores se hacen realidad como un «Vasallaje» que implica que los nuevos juegos del hambre deben estar compuestos por los ganadores de pasadas ediciones.
Lo que más sorprende es que con tan trepidante trama, la acción en la arena tan sólo ocupa el último tercio de la película, pero no echamos de menos la acción, pues en muchos casos es menos interesante que las maquinaciones político/sociales de la primera parte de la película. Aunque dominado por los grises e invernales cielos y el frío viento de la opresión, los primeros 80 minutos están llenos de incidentes, que van desde soldados futuristas agrediendo o matando civiles durante insubordinados actos a paseos de los exvencedores en un tren de lujo por todo el país, con sus apariciones en programas de televisión y una gran entrada de carros en el Capitolio que seguro complacerían al propio Nerón. 
El merecido ascenso a la fama de Lawrence ha sido tan rápido como el de Katniss, y apenas se ha reducido desde febrero, cuando ganó un Oscar a la Mejor Actriz. Ella es magnética, y se está convirtiendo en una valiosa estrella de cine que puede llevar cualquier tipo de look, y encajar en el personaje. Francis Lawrence (sin parentesco con ella) toma las riendas de director que dejó Gary Ross, y hace que la mayor parte de la energía de la película fluya a través de su protagonista. Aunque hay menos tiempo de pantalla dedicado a la acción exterior que en el caso de la primera, Lawrence solidifica aún más su tenaz personaje en una exploración de si misma. 

Josh Hutcherson entra con más confianza que antes, Elizabeth Banks siempre bella y artificial como la experta en estilo, Lenny Kravitz como diseñador de Katniss y Hemsworth como pareja de ella tienen menos relevancia, 
Un nuevo y equívoco personaje convierte a Philip Seymour Hoffman en Plutarco Heavensbee, el recién nombrado jefe de seguridad que supervisa un evento que está inspirando un sentimiento distinto al esperado en el público, y que cuenta con el descontento de los antiguos ganadores por haber sido obligados a participar. Dado que los gladiadores pueden ser reacios a matarse unos a otros y algunas alianzas toman forma, Plutarco tiene la obligación de crear un ambiente para los juegos que no tiene precedentes en su alevosía.
Las escenas de Stanley Tucci como presentador de Los Juegos del Hambre podrían haber sido tomadas de cualquier televisión  en prime time, y es que, aunque inicialmente es bastante deprimente, en un momento determinado nos damos cuenta que cuesta notar la diferencia entre una historia sombría de ciencia ficción y un programa de viernes o sábado por la noche, aunque las similitudes son intencionadas, pues cada vez nos venden distracciones disfrazadas de asuntos de vida y muerte.
Como era de esperar, y dado que el presupuesto de esta entrega es muy superior al de su predecesora, notamos mejores escenas de acción, mejor postproducción, incluso hay un guiño a las «nuevas instalaciones», y todo ello ayuda a una mejor puesta en escena.
La ambientación encaja y contrasta con el vestuario, la imaginería fascista del Capitolio es sorprendente y la extraña moda futurista marca tendencia, destacando el vestido de mariposa de Elizabeth Banks. En general, la nueva película ofrece un ambiente notablemente más elegante y más seguro que la primera, gracias a la incorporación de la diseñadora de vestuario Trish Summerville y el director de fotografía Jo Willems.
Los Juegos del Hambre: En llamas no corre ningún riesgo de decepcionar a su público objetivo absolutamente voraz. La segunda adaptación de la novela de Suzanne Collins está llena de acontecimientos, con la forma de un drama de acción cuidadosamente elaborado en el que las subversivas semillas plantadas en la primera historia comienzan a brotar, con Jennifer Lawrence como el gran centro de todo.

1 COMENTARIO

  1. La película es entretenida y tiene mucha tensión. Yo pensé que podría ser un Crepúsculo pero gente adulta y muy aficionada a la buena literatura dice que incluso los libros tienen mucha calidad y están disfrutando además de las adaptaciones.

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