jueves, abril 25, 2024

Crítica de ‘Kick-Ass 2: Con un par’: Desenfrenada película de superhéroes sin superpoderes

Las críticas de David P. «Davicine»: Kick-Ass 2: Con un par

Kick-Ass: Listo para machacar, estrenada en 2010, es una película de superhéroes basada en el cómic del mismo nombre creado por Mark Millar y John Romita Jr., y dirigida por Matthew Vaughn. Rodada con relativamente poco presupuesto, nos presentó a un personaje de cómic interpretado por un desconocido actor, y tan sólo contó con una estrella actual, Nicolas Cage, pero sin embargo contenía más energía y entusiasmo que muchas de las grandes películas de Hollywood con exceso de presupuesto.
Tres años después llega la secuela, Kick-Ass 2: Con un par, aunque esta vez hay cambios tanto detrás de las cámaras como delante. Matthew Vaughn tiene un puesto de producción, con Jeff Wadlow como guionista y director.

En la nueva entrega los personajes han crecido, pero eso no quiere decir que hayan madurado, intentando encontrar su lugar en el mundo, algo difícil para jóvenes que sienten la necesidad de disfrazarse cual superhéroes para intentar que la Tierra sea un lugar más seguro, aunque no tengan poderes para conseguir tal fin.
La última vez que vimos a Hit-Girl, la jovencita de instintos asesinos, y Kick-Ass, el joven defensor de la justicia, ambos trataban de vivir como Mindy y Dave, dos adolescentes del montón. Pero, a punto de acabar el instituto y ante la perspectiva de un futuro incierto, Dave decide crear con Mindy el primer equipo de superhéroes del mundo. Por desgracia, cuando pillan a Mindy huyendo como Hit Girl, esta se ve obligada a retirarse momentáneamente y a enfrentarse por sí misma al aterrador mundo de las «chicas malas» del instituto. 
Chris D’Amico – héroe convertido en villano – es un joven cada vez más problemático desde que presenció el asesinato de su padre a manos de Kick-Ass, adoptando un estilo emo y obsesionado con la venganza, manteniendo su particular acento, o más bien deje.
Ciertamente poco más podría suceder con el planteamiento de vida de los personajes dejado de esta forma en la primera entrega, pero como toda secuela que se precie debe ser más larga, más frenética, más divertida, más… más todo si el género lo permite, y en esta ocasión se introducen nuevos personajes para luchar por ‘la verdad, la justicia y el estilo americano’.
D’Amico abandona su alter ego Bruma Roja para, con la ropa sadomaso de su madre, cambiar su nombre por el de un villano, y ahora será conocido como «El hijoputa» (perdón por la expresión, pero odio andar siempre con #%$), y construye un imperio malvado que acoge a los criminales y psicópatas con los brazos abiertos. «Quiero que todos sepan mi nombre, y yo quiero matar a Kick-Ass con mis propias manos», exclama, y ​​con la ayuda del oriental recién contratado, conocido como Carnage Genghis, y la musculos de Madre Rusia, cree que tiene una oportunidad.
Los acontecimientos de la primera película han tenido un efecto positivo en la gente de Nueva York, sin embargo, el movimiento del superhéroe despega e inspira a cientos de vigilantes para ponerse spandex y salir a las calles, incluyendo un extraño exmafioso convertido en cristiano, que se hace llamar Coronel barras y estrellas, interpretado sorprendentemente por Jim Carrey, acompañado por su fiel perro Eisenhower. En respuesta al aumento de la delincuencia, el coronel crea Justicia Eterna, una especie de grupo que simula a los Vengadores o Watchmen, y se enfrentarán al mal, o al menos a los malhechores, con sus peculiares nombres, como Dr. Gravedad y Zorra Nocturna, entre otros.
Es divertido ver el universo Kick-Ass en expansión y la escalada de violencia, aunque quizás excede el tiempo dedicado a Mindy. Ciertamente necesitamos ver el florecimiento de Hit-Girl en una mujer joven y Dave asumir la responsabilidad de sus acciones convirtiéndose en un hombre, algo que a veces provoca que se ralentice la narrativa, pero siempre hay una buena pelea a tiempo, o alguna situación de humor, para que no pare el ritmo que esta película merece.
Ciertamente es un valor añadido que la historia se base una vez más en los cómics de Mark Millar y John Romita Jr., y el guión de Wadlow conserva la esencia de cada página, sobre todo en muchas de las secuencias de lucha verdaderamente brutales, violentas y explícitas.
El cómic tiene un trasfondo satírico, y la película clava ese elemento, especialmente cuando los niños están en la escuela, con claras referencias al odio hacia Justin Bieber, y cómo escucharlo es más peligroso que los mafiosos y proxenetas.
Si esperábamos más risas que acción por la presencia de Jim Carrey, nos equivocábamos, pues, aunque hay mucho humor, y Carrey tiene grandes secuencias en las que muestra su evidente locura, da cierto toque a la película de madurez en el mundo de los superhéroes sin poderes. Lo más curioso es que el que menos juego aporta es el propio Aaron Taylor-Johnson, que sigue haciendo a la perfección de Kick-Ass, pero es menos relevante en el todo de la película. Eso sí, Chloe Moretz está perfecta como siempre como Hit-Girl, inundando el personaje con la combinación justa de intrepidez y vulnerabilidad, mostrando su faceta de superhéroe, pero dedicando más tiempo al retorcido momento de la madurez, de su entrada en la época de mujer. Christopher Mintz-Plasse como El Hijoputa genera un personaje que odiamos y simpatizamos con él a partes iguales, que no es poco. Y mención especial para Olga Kurkulina, exculturista que da vida a una fuerza de la naturaleza como Madre Rusia, y participa en la mejor pelea de la película cuando lucha mano a mano con Hit-Girl.
Quizás echemos en falta la frescura y originalidad de su predecesora, y es que segundas partes nunca escapan de la sombra de la brillante primera, pero aislada de la primera, es una maravilla, con gran potencia visual, buen ritmo de peleas, una historia con mensaje, y una brutalidad que nos dejará boquiabiertos, pero con suficiente humor como para que veamos esa violencia como lo que es, una película, y no deje secuelas en nuestros «inocentes» corazones. Mención especial a algunas secuencias inverosímiles, desde los salpicones de sangre en las peleas, hasta expulsiones gástricas por cualquier orificio.
Kick-Ass 2: Con un par es una película muy entretenida, que sin tener grandes pretensiones, ni optar a ser un referente en el cine de superhéroes (algo lógico pues no lo son), consigue que ambas entregas sean un todo, uniforme, compacto y con grandes dosis de diversión.

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