jueves, marzo 28, 2024

Crítica de ‘Monstruos University’: Una lección de valores a través de unos divertidos monstruos

Las críticas de David Pérez «Davicine»: Monstruos University

Monstruos University de Disney Pixar es la precuela de la exitosa y divertida Monstruos S.A.. En muchas ocasiones al hablar de precuelas y secuelas pensamos en bajada de calidad o, al menos, reducción de la originalidad y, por lo tanto, una película, cuanto menos, peor que la primera entrega. Pero no estamos hablando de una precuela de un estudio normal, estamos ante la precuela de una película de Pixar, y para este estudio cada película, original o no, es una nueva joya animada, tanto a nivel técnico, como de guión y doblaje.

Al igual que sucedió con Toy Story 3, el resultado es más que reconfortante, y desde el monstruo de un sólo ojo Mike hasta el gran maestro de los sustos Sully, pasando por cada uno de los estudiantes que asisten a la Facultad de los Sustos, todos ellos son fieles al espíritu de la película original.

En Monstruos University nos trasladan a la juventud de los protagonistas originales. Desde que era un pequeño monstruo y antes de entrar en la universidad, Mike Wazowski (voz de José Mota) ya soñaba con convertirse en un Asustador y él sabía, mejor que nadie, que los mejores asustadores salen de Monstruos University (MU). Pero durante su primer semestre en la MU, los planes de Mike se van al garete al cruzarse con el popular James P. Sullivan, Sulley (voz de Santiago Segura), un Asustador nato.  Por culpa de su desenfrenado espíritu competitivo, ambos son expulsados del prestigioso Programa de Sustos de la Universidad. Y para empeorar las cosas, se verán obligados a trabajar juntos con una extraña pandilla de monstruos inadaptados… si es que quieren arreglar su situación.

Tanto Mike como Sully son personajes ricamente elaborados, plenamente desarrollados a nivel psicológico, de lenguaje corporal y de interpretación vocal, pareciendo más reales que los héroes de películas de imagen real de casi cualquier blockbuster del verano. Y eso es algo innato en Pixar, un talento especial para conseguir presentarnos personajes carismáticos con los que sentirnos identificados aunque se trate de monstruos que no acostumbramos a ver en nuestro día a día.

Los personajes secundarios entran en la película como caricaturas y emergen como personajes totalmente formados, esa clase de personas (o monstruos) que recordaríamos con cariño si en nuestra vida real los hubiéramos conocido. Los miembros de Oozma Kappa, la fraternidad menos cool del campus – la única en la que encajan nuestros protagonistas, – son un grupo de monstruos apartados de la sociedad, un poco nerd y un tanto peculiares, poco deportistas, con físicos extraños y, en general, son esos seres a los que se les coge cariño por cómo son y no por lo que aparentan ser. Entre ellos destaca el eterno estudiante que regresa a la facultad, con un ala de murciélago boca abajo como bigote, y más viejo que algunos de los profesores; Un peculiar ser que básicamente son un par de piernas con cara; un chico de dos cabezas que discuten entre sí; Y un joven multiojos, que nos recuerda mucho al entrañable Boy Scout de Up.

Pero tenemos muchos más personajes secundarios muy bien elaborados, no sólo física sino mentalmente. Hay una fraternidad de chicos «guays» que pretenden reclutar a Sully, liderados por un ser con cuernos sobre una cabeza que bien podría ser un melón, y un gran pecho hinchado, además de una hermandad de mujeres competitivas y risueñas que se visten de rosa y parecen alegres y sencillas hasta que dejan de serlo.

Y si tenemos otro gran personaje bien definido es el dragón con alas y cuerpo de ciempiés Dean Hardscrabble, madre fundadora de la Universidad de Monstruos que diseñó el Programa de Sustos y el campeonato de sustos de la facultad. Hardscrabble es una instructora intimidante que no admite tontos, aunque está claro que si ella ejerce tanta presión en los estudiantes para que sólo pasen los mejores, es para que realmente los estudiantes sean monstruos de provecho.

Estamos ante ese tipo de película que es fácil subestimar, pues no es profundo, ni tampoco lo intenta, pero sus objetivos son numerosos y variados, y logra cada uno de ellos con gracia. Tal y como sucede en cualquier película deportiva, aquí tenemos todos los clichés, sabiendo perfectamente cómo tienen que suceder las cosas, y así suceden, pero no desde el camino más obvio, sino desde el camino más divertido en sintonía con el público actual, que confía con que le sorprendan en el cine.

El guión está repleto de escenas memorables y que merecen ser citadas por ser divertidas pero también por ofrecer y enseñar auténticos valores que podemos aplicar a nuestro día a día. Un viaje inspirador viendo a los profesionales de Monstruos SA y de cómo se puede llegar a conseguir ese nivel.

No apreciamos un mero intento de ofrecernos una película para que recupere nuestro afecto por la primera película en vez de la verdadera creatividad, pues tenemos muchos gags relevantes, escenas descaradas e incluso escenas que conectan con los géneros de cine que «parodian»: el paso de la adolescencia a la madurez, la comedia universitaria y las películas deportivas.

El enfoque general de los animadores de Pixar es hacer que un universo de dibujos animados (y sus habitantes) parezca real, por lo que están a favor de detalles concretos sobre el estilo impresionista. Entre los terrenos de la universidad y los edificios del campus la película se presenta muy viva y real, mientras que el repertorio de estudiantes monstruosos son todos ellos presentados con colores agradables y brillantes, con gamas cromáticas naranjas, amarillas, azules, rosas… pero ningún color oscuro o apagado, con diseños físicos cuidados pero imaginativos. El visionado en 3D no es obligatoria para apreciar correctamente el espectáculo de imaginación digital.

La banda sonora de Randy Newman recuerda trabajos clásicos con grandes toques sutiles, pero capaz de acelerar el ritmo y adecuarse a situaciones incluso inverosimiles e inesperadas en la película, como una de mis escenas favoritas de la película, cuando un personaje, que nunca esperaríamos que dijera tal cosa, dice a gritos: «¡No puedo volver a la cárcel!».

En lo que respecta al doblaje, y como suele ser habitual en estas producciones, los protagonistas principales, así como muchos secundarios, están doblados por actores de primera fila en Estados Unidos, y por famosos españoles en la versión que disfrutamos en España. José Mota y Santiago Segura repiten al frente del equipo de doblaje para ofrecer sus mejores chascarrillos, aunque el carisma de Mota es difícil de igualar, y Segura se queda en un mero digno doblaje, que cumple y no desentona, pero no logra sacarnos una sonrisa con sólo escuchar sus diálogos.

Monstruos University enseña a los niños, y quizás recuerda a los adultos, lo que realmente significa ser honesto, leal y justo. Es una película entretenida y relajada para toda la familia, que ofrece la mejor técnica de Pixar al servicio de una historia que no necesita ser original para narrar un relato bien elaborado que incorpora lecciones valiosas para los jóvenes espectadores.

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