viernes, marzo 29, 2024

Crítica de ‘Oz. Un mundo de fantasía’: Una fantasiosa y digna precuela de un clásico

Las críticas de David Pérez «Davicine»Oz. Un mundo de fantasía

Cuando en Hollywood se plantean realizar un remake de un clásico, muchas veces tememos nos estropeen el recuerdo que tenemos de la original, aunque siempre podemos verlas como reinterpretaciones de una misma historia. Pero cuando, como en el caso de Oz. Un mundo de fantasía,  lo que se realiza es una precuela de una película célebre que ha pasado a formar parte de la historia del cine, eso son palabras mayores y existe el temor de no conseguir visualizar los personajes que aparecen en ella como los que tendrían que acabar siendo en la original.
Pues bien, una vez se va visionando Oz. Un mundo de fantasía  los temores van desapareciendo, pues se aprecia desde el primer instante el cariño con el que Disney ha elaborado esta nueva joya del cine de fantasía, con todos los toques del Hollywood de los años 40, pero aplicando la tecnología y avances que el cine actual pone a disposición del director y del espectador.

No creo que haga falta recordar que El mago de Oz (1939) es una película musical de fantasía que contaba en su reparto con Judy Garland, Frank Morgan, Ray Bolger, Jack Haley, Bert Lahr, Billie Burke y Margaret Hamilton, y a pesar de que inicialmente fue planteada como fábula cinematográfica infantil, se ha convertido en una película de culto.
La película se basó en la novela infantil «El maravilloso mago de Oz» de L. Frank Baum, donde Dorothy Gale, una joven estadounidense, es arrastrada por un tornado en el estado de Kansas y dejada en una fantástica tierra donde habitan brujas buenas y malas, un espantapájaros que habla, un león cobarde, un hombre de hojalata y otros seres extraordinarios.
Dorothy es uno de los personajes más perdurables y entrañables de la historia del cine, y está claro que en Oz. Un mundo de fantasía no han querido intentar crear un personaje que «ensombrezca», o lo intente, a tan relevante personaje, ni siquiera el protagonista que da título a la película, aunque de haberlo pretendido hubiera sido una misión practicamente imposible.
Baum escribió 14 novelas entre 1900 y 1920, todas ambientadas en el mundo de fantasía que creó con tanto realismo, pero no contó nunca con detalle los orígenes del mago. Y ahí es donde entra en juego Oz. Un mundo de fantasía, precuela cinematográfica de los libros de Baum que ofrece una experiencia absolutamente única a los espectadores. Aunque algunos de los personajes de Oz. Un mundo de fantasía están en los libros de Baum, se han reinventado. Además muchos otros personajes de la película no se han visto nunca, como es el caso de la muñeca de porcelana «China Girl» y los Quadlings.
El ingenioso guión escrito por Mitchell Kapner y David Lindsay-Abaire imita la fantasía y el carácter del original, y la película arranca en medio del Oeste en blanco y negro, para acabar en el mundo de fantasía del Technicolor en el ojo de un tornado, como ya sucediera en El Mago de Oz, y de ahí nos adentraremos en el nuevo mundo de fantasía y color (tridimensional en esta ocasión) que han creado para el deleite visual de niños y mayores.
El director Sam Raimi (The Amazing Spider-Man, Posesión Infernal) es el encargado de honrar el original tanto en espíritu como en estilo, algo que puede parecer imposible, pero logra superar las expectativas de forma más que razonable.
El diseño de producción y los colores saturados logran que esta película realmente funcione como una precuela (aunque 3D), mientras que el CGI está claro que es de nuestro siglo. La moda de los cromas y las pantallas verdes empleadas como fondo en casi cualquier rodaje actual no se alejan demasiado de los platós de la época dorada de Hollywood. Lo que está claro es que, debido a que la Tierra de Oz existe fuera de nuestra realidad, nos creemos la posibilidad de la existencia de esos parajes, incluso de los árboles de mariposas y flores gigantes que nos vigilan.
Especial atención hay que prestar al diseñador de vestuario Gary Jones y su equipo, quienes han afrontado y salido airosos de este ambicioso proyecto para vestir a más de 1.500 actores, desde el Munchkin más diminuto al Winkie más alto, y sobre todo el atuendo espectacular de los protagonistas Oz, Theodora, Glinda y Evanora.
Y hablando de protagonistas, ahora toca repasar el reparto. No estamos viendo a Dorothy, una inocente en un mundo nuevo, sino que tenemos a Óscar Diggs (James Franco), conocido como «Oz», un charlatán carismático, un showman y un ligón con mucha atracción para y hacia las mujeres. Pero no todo va a ser «malo» en él, pues tiene la decencia de sentirse avergonzado de no ser el que todo el mundo espera que fuera, y es que, siendo una película de Disney, los malos tienen que ser malos, y los buenos no pueden desviarse de su camino, o al menos deben enderezarlo. Franco consigue convencernos de ser ese casanova por el que todas las mujeres caen a sus pies, aunque no acaba consiguiendo crear un personaje que pueda pasar a la posteridad junto a la película, que no lo hará. Es un estafador poco convincente y un charlatán temeroso, quizás demasiado joven para engañar a nadie excepto a sí mismo. 
En este lugar de maravillosos colores chillones, para nada naturales, y de fauna exótica, el mago es arrastrado no por una, sino tres brujas magníficas – Mila Kunis, Rachel Weisz y Michelle Williams – quienes, una tras otra, apelan a su buen juicio y peores instintos, y ninguna revela la maldad que sabemos que acabará mostrando al final, es decir, en la original.
Zach Braff, amigo en el mundo real de el mago, se convierte en un mono con alas diminutas en el Mundo de Oz, y apreciamos esos detalles, sobre todo de crear seres que podamos creer que existen, y cuya interpretación pueda equipararse a la de muchos actores reales, tanto por su humor como por sus momentos más emotivos.
Oz. Un mundo de fantasía está a la altura del encanto e inocencia de la original de 1939, e incluso tiene canciones (bueno, una y breve, pero la tiene). Y poco podemos criticar de una película realizada para el entretenimiento familiar, que nos ofrece un espectáculo delirante y un gran suspense en la narración. Raimi ha logrado con sus artificios que el cine sea ese espacio mágico donde podamos imaginar lo mejor de nosotros mismos.

5 COMENTARIOS

  1. Disney apuesta con esta película para recuperar la taquilla tras el sonado fracaso de 'John Carter', y por ejemplo ayer en España 'Los amantes pasajeros', de Pedro Almodóvar, fue número 1 de taquilla con una recaudación estimada de 500.000 euros, una sorpresa pues 'Oz. Un mundo de fantasía' se estrenaba con más copias.

    Pero en cambio, en USA, hacen una previsión de entre 130-135 millones de dólares recaudados en este fin de semana, que casi seguro se cumpla.

  2. Menuda decepción nos llevamos al verla. Esperábamos una película llena de fantasía y acabamos viendo a un Sam Raimi desconocido, más preocupado por imitar al estilo colorista de los primeros tiempos de Burton que de contar una historia. La única pena es que el estallido de color se limita a un uso abusivo de múltiples tonos de verde. Decepcionante.

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