martes, abril 16, 2024

John Barry: El gran descriptor. Capítulo 1: Años 60 y 70: Su nombre es Barry, John Barry

John Barry: El gran descriptor.
Capítulo 1: Años 60 y 70: Su nombre es Barry, John Barry

El pasado 4 de Febrero nos dejaba el compositor británico John Barry a los 77 años de edad. Su legado musical ha acompañado a varias generaciones de cinéfilos y aficionados a la música de cine en una amplia variedad de géneros en los que el compositor británico ha demostrado su talento una y otra vez.

Este especial es, por tanto, no sólo un homenaje dentro de los especiales que dedicaremos a los grandes compositores de bandas sonoras de todos los tiempos sino un sentido tributo a la obra de un hombre que nos descubrió, entre otras muchas cosas, un estilo.

Ya desde los primeros scores que firma como compositor, a finales de la década de los 50 como Beat Girl y Hasta el Último Aliento podemos apreciar un estilo que, dentro de los cánones del género, apuesta por elementos de orquestación innovadores. Poco a poco, Barry demuestra su gusto por el uso de instrumentación de viento frente a la prevalencia de la sección de cuerda predominante en aquella época. Por otro lado, sus composiciones combinan con gran acierto melodías de corte más clásico con otras muy innovadoras en su momento y cuya base aún hoy sigue vigente y ha inspirado a muchos otros compositores.

Su estilo progresa durante los 60 de manera constante. Habitación en Forma de L y Plan Siniestro nos presentan al John Barry más misterioso y oscuro en pasajes de suspense que destacan por la habilidad del compositor británico para mantener los tempos de narración. En la memorable película de Arthur Penn La Jauría Humana encontramos al mejor John Barry de la época firmando un score a la altura de las interpretaciones de Marlon Brando, Jane Fonda y Robert Redford hasta el punto de convertirse en la segunda piel de los personajes. En 1966, el compositor británico acepta el reto Josh Hill y Tom McGowan, directores Nacida Libre, de mantener una película casi enteramente mediante la banda sonora. El compositor británico cumple brillantemente regalándonos uno de los mejores trabajos de su carrera y consiguiendo su primer Oscar. La propia película permite a Barry desarrollar toda su capacidad de evocación, de transmitir la inmensidad, de emocionar con su lirismo, marcas personales que el compositor británico imprimirá en todos sus trabajos.

Sin embargo, si por algo es más que recordado John Barry es porque en esta época se convirtió en el compositor de las bandas sonoras que acompañarían al agente secreto más famoso del mundo: Bond, James Bond.
En la primera película del agente, James Bond conta el Doctor No, sólo firma el tema principal pero su estilo, sofisticado y pegadizo, cala inmediatamente pasando a ser el compositor fetiche de la franquicia durante esta década: Desde Rusia con Amor, Goldfinger, Operación Trueno, Sólo se Vive Dos Veces y Al servicio de su Majestad llevan el sello inconfundible de los ambientes refinados, la emoción de lo secreto y la promesa de lujo y glamour. Una de las principales contribuciones de John Barry al mundo de las bandas sonoras es la difícil tarea de crear un estilo icónico, inmediatamente reconocible, imitado y homenajeado aun en nuestros días en torno a la reinvención de un género, el de espías, de clara inspiración postbélica. Este estilo cristaliza en melodías recargadas de instrumentación que serán aplaudidas y continuadas no sólo por otros compositores de la franquicia como Lalo Schrifin o David Arnold sino por otras películas del género.

Ya en los 70, podemos disfrutar de preciosos scores como los de La Guerra De Murphy, que ya revisamos en el especial de cine bélico. Amor entre las Ruinas y Robin y Marian le permiten explorar el romanticismo en historias aparentemente sin relación pero que comparten muchos elementos. King Long, Abismo y Choque de Galaxias nos sitúan en un campo completamente distinto como es el de la ciencia-ficción. De nuevo el compositor británico firma momentos de gran intensidad junto con otros de inolvidable lirismo, especialmente en los momentos finales del gorila gigante.

Su participación en el mundo de James Bond continua regalándonos grandes momentos en Diamantes para la Eternidad, El Hombre de la Pistola de Oro y, en mi opinión, uno de los mejores scores dentro de esta franquicia: Moonraker. Curiosamente, lo que para algunos es la mayor contribución de John Barry a la música del cine es denostado por otros, que tachan los scores de la franquicia bondesca de repetitivos y carentes de originalidad. Contra este último argumento debo decir que, si bien el estilo compositivo permanece relativamente inalterado, son la reinterpretación de dicho estilo, que da mucho más juego de lo que puede parecer en un principio, y la adición de orquestaciones novedosas en cada entrega motivos más que suficientes para revisitar su obra.

John Barry nos ha regalado muchas melodías inolvidables al cine durante los 60 y 70 pero aún faltan muchas otras por recordar. Momentos inolvidables de la historia del cine están ligados inseparablemente a su música y aún están por llegar.

Pero eso, amigos, es otra historia.

¡Hasta pronto!

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