La última película de Jon Turteltaub, es una producción para niños, con magos, fantasía basada en los mitos de Merlin, y el típico toque hollywodiense en una historia que entretiene siempre que no busques una película inolvidable.
El argumento es tremendamente sencillo: Antiguo mal que es liberado en el mundo, y joven aprendiz que debe aprender rapidamente de su maestro para evitar que la Humanidad desaparezca en la enésima amenaza mortal. Sin embargo la acción comienza a acelerarse rápidamente, después de un inicio un tanto anodino, de manera que el espectador no tiene tiempo de aburrirse. Es un guión previsible, cierto, pero la película va a buen ritmo de manera que no hay tiempo de criticar esa previsibilidad. En ese sentido, tan solo criticar, quizás, que el desenlace es algo rápido, sin apenas darnos tiempo para caer en la cuenta de que «ya es el final».
Para rematarlo, hay diversos homenajes a varias películas de fantasía, alguno de ellos realmente entrañable. Hay más de uno, y en distintos lugares. Algunos muy evidentes, otros no tanto, pero merece la pena ver la película prestando atención a cada detalle, para encontrar dichos homenajes.
Encabezan el reparto Nicholas Cage, Jay Baruchel y Alfred Molina, como Balthazar (el mago bueno,) Dave (el aprendiz), y Maxim (el mago malvado), respectivamente. Cage y Baruchel hacen una gran pareja, y se nota que hay química entre ellos: Las escenas que comparten son las mejores de la película. Alfred Molina es un gran malo, elegante y cruel. Me ha encantado su actuación, y creo que él también ha disfrutado con la misma. Se nota que estaba realmente metido en su papel
En un rol más secundario, Teresa Palmer, como la novia de Dave, y Monica Bellucci, como la novia de Balthazar, cumplen con su cometido con eficacia.
En definitiva, una película recomendada para los más pequeños, pero que los adultos pueden ir a ver sin ningún miedo a aburrirse, porque es suficientemente entretenida y bien hecha como para salir del cine con la sensación de haber pasado un buen rato.