Un ático. Una ciudad. Una madre exhausta que sube para tender la ropa. Un balde lleno de ropa. Un tendal con un solo apoyo, y una ciudad a la que mover para seguir tendiendo la colada de la familia. Sin una sola palabra, con tan solo la respiración agitada de la madre, que se afana en su labor, y cuya recompensa final, tras poner toda una colada blanca, es colgar un pequeño peto de un niño, un bebé, de color rojo, al contrario que el resto de la ropa.
Un homenaje a las madres. Breve, curioso, y con mensaje. Un gran corto.