viernes, abril 19, 2024

CutreCon VII: Entrevista a Luigi Cozzi (Parte 2)

Luigi Cozzi alcanzó la fama gracias a Starcrash. A partir de ese momento su carrera despegó, haciendo piña con unos grandes del cine ochentero: la Cannon Films. Con  ellos trabajó en Hércules, Las aventuras de Hércules y Simbad y los siete mares, regalándonos incontables momentos psicotrónicos como el lanzamiento de un oso al espacio a manos del semidiós griego.

En esta segunda (y última) entrega repasamos su historia desde principios de los 80 hasta la actualidad, haciendo hincapié en su paso por la Cannon, y tratando de descubrir por qué paso casi 30 años sin dirigir más cine de ficción. 

En 1980 estrena Contamination, que bebe de Alien, mientras que Starcrash bebe de Star Wars. ¿Por qué cree que se dio este boom de la explotación de filmes americanos en Italia?

Por la taquilla. La campeona de la taquilla italiana siempre ha sido la comedia, pero algunos productores vieron que, si hacían versiones baratas de los grandes éxitos americanos, podían venderlos por todo el mundo y ganar dinero. En el caso de Contamination fui a los productores y les dije “¿Habéis visto Alien? Pues tengo un guion con Alien en la tierra, y no con un huevo sino con cientos, y que además os va a costar una fracción del presupuesto de la original”. Y claro, picaron.

¿Qué nos puede contar de su versión de Simbad y los siete mares, en la que contó con Lou Ferrigno? Se dice que el rodaje fue complicado.

No fue un rodaje complicado, fue una película complicada. Después de Hércules escribí Simbad, ya que Lou Ferrigno me dijo que amaba al personaje, al igual que yo. Presenté la idea a la Cannon y me dijeron que si, pero por temas de demanda tuve que rodar la secuela de Hércules antes.

Cuando estrenamos La aventura del increible Hércules hubo unos meses de silencio por parte de la Cannon, así que me puse a trabajar con Dario Argento en los efectos de Phenomena y en una serie. Justo en este momento me dijeron de retomar Simbad, pero yo ya estaba comprometido con otros proyectos, así que contrataron a Enzo Castellari para dirigirla. Él transformó mi película de 90 minutos en una miniserie de 4 episodios de 90 minutos cada uno.

Cuando el rodaje terminó contactó conmigo Cannon Italia y me dijeron que no estaban contentos con el trabajo de Castellari, y me pidieron que le echara un ojo a ver si podía arreglarlo.

Tras ver la serie la verdad es que no quedé muy impresionado. Parecía un show infantil ruso de los años cuarenta. No había ritmo, las luchas eran aburridas y muy largas. Pedí presupuesto para rodar nuevas escenas y remonté lo que estaba hecho. Al final se estrenó y funcionó bien.

Hoy en día hay un renacimiento del cine de «explotación», pero utilizan efectos digitales. ¿Crees que sustituir los efectos tradicionales traiciona el espíritu del género?

Si ves mi última película, Blood on Méliès’ Moon, sabrás mi opinión al respecto. Utilizo mucho CGI, pero de una forma “old school”. Las películas actuales utilizan el programa más avanzado, pero como todas utilizan el mismo pierden personalidad. Prefiero los efectos de la vieja escuela, pero sin cerrarme al CGI.

En 1989 estrena The Black Cat, y hasta 2016 no estrena nada más. ¿Qué hizo durante este tiempo?

Tras The Black Cat, Dario y yo abrimos una tienda en Roma, que se llama Profondo Rosso. Me encanta trabajar en ella. Además, dirigí la segunda unidad de El sindrome Stendhal e hice sus efectos especiales. También dirigí un par de documentales sobre Dario Argento. Después creamos una editorial para publicar ensayos centrados en el mundo de la ciencia ficción y la fantasía, lo cual me ocupó bastante tiempo.

En 2014 fui invitado por unos chicos franceses a interpretarme a mi mismo en una película. Grabamos una escena, pero el proyecto se cayó. Descubrí que puedes hacer cine gastando muy poco, algo impensable hace años. Así que rescaté esa escena y continué con ese proyecto, el cual se convertiría en Blood on Méliès’ Moon.

Ahora mismo estoy trabajando en una nueva película, centrada en el mundo del Mago de Oz.

En los 70 quiso levantar un proyecto junto a Dario Argento en el que situaban a Frankenstein tras la Primera Guerra Mundial. ¿Qué pasó con él?

Era un proyecto de Dario que él quería producir y que yo dirigiría. Queríamos hacer algo diferente para la época, así que lo ambientamos antes de la Segunda Guerra Mundial, justo cuando lo nazis están alzándose.

El padre de Dario, Salvatore Argento, fue a Londres a ofrecérselo a Paramount, los cuales se mostraron interesados siempre y cuando hicieran co-producción con la Hammer. Así que habló con ellos, pero justo acababan de estrenar Frankenstein Monster from hell, que fue un fracaso de taquilla, así que no querían saber nada de Frankenstein. Así que el proyecto se cayó.

¿Hay algún proyecto que le hubiera gustado realizar pero que nunca pudo?

No. Puedes escribir cinco guiones y la película que acabas haciendo en es un sexto guion que no tiene nada que ver con los anteriores. El cine es así.

¿Qué cine consume actualmente? ¿Qué películas le han impresionado en los últimos tiempos?

Consumo mucho cine, pero casi ninguna película me impresiona. Las películas que realmente amo hoy en día son las de animación. Creo que los productores no interfieren en el proceso creativo porque son para niños, así que eres libre de desarrollar una historia y hacer tu película. Los resultados son muy buenos. Monstruos S.A., Up, Toy Story… Son muy buenas. Amo Los Minions.

 

Podéis leer la primera parte de la entrevista aquí.

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