jueves, marzo 28, 2024

62 SEMINCI. Rueda de prensa de ‘Human Flow’ con Ai Weiwei

De auténtico acontecimiento puede calificarse la presencia en Valladolid del polifacético artista y activista político chino Ai Weiwei que ha acudido personalmente a presentar a la Seminci su primera obra como director cinematográfico, el documental Human Flow (Marea humana) sobre el drama de los refugiados en todo el mundo. Ha sido presentado por Javier Angulo, director del festival, resaltando el honor que supone para la Seminci la asistencia de Ai Weiwei para presentarlo y justificando la programación de Human Flow en la Sección Oficial del Festival en vez de en la sección específica de documentales, Tiempo de Historia, como una forma de dar mayor visibilidad al documental haciéndolo figurar en la parte más importante de la Seminci. Tras la presentación, Ai Weiwei comenzó a dar respuesta a las preguntas de los medios acreditados en el Salón de los Espejos del Teatro Calderón de Valladolid.

¿Qué planificación exige un documental como este? ¿Hay algo mejor que una mirada para transmitir una situación como esta?

Cuando empecé el rodaje quería dar un toque personal, no tenía demasiada información, empecé a coger mi teléfono móvil y a grabar con él, casi no tenía equipo, pero luego conseguí un equipo de más de veinte personas con las que hemos recorrido 23 países, 400 campos, conseguido entrevistas con destacados responsables de diversas instituciones y finalmente conseguimos más de 900 horas de rodaje. La planificación final fue surgiendo después de tener el material. La información me llegaba a través de los informativos y siempre me inducían a buscar la confraternización con los refugiados, pero hay más cosas detrás, quería mostrar todos los problemas políticos y culturales que tiene cada país del mundo.

Quería preguntarle en relación a los Rohingyas con los que a pesar de que la situación actual con un gobierno en Birmania en el que figura una Premio Nobel de la Paz (Aung San Suu Kyi) y a pesar de todo tienen una situación cada vez peor, ¿cree que la comunidad internacional puede o debe hacer más? Y también le quiero preguntar por las palabras del ministro de exteriores griego que dice que o “Europa adquiere un tono de solidaridad con los refugiados o nos convertiremos en un continente xenófobo”, lo cual se está haciendo cada vez más peligroso con el auge de los partidos de extrema derecha en varios países europeos.

Yo creo que ninguna de las instituciones internacionales han hecho lo suficiente, el gobierno en Birmania ha dejado de lado el problema y por supuesto que puede y debe hacerse mucho más. En cuanto al ministro griego, estoy totalmente de acuerdo con su actitud, el gobierno griego ha aceptado a todos los refugiados y él me dijo que de acuerdo con los valores tradicionales de la cultura griega no pueden rechazar a ningún refugiado, a gente que se está cayendo al mar, y claro, lo que ha hecho el gobierno griego no ha gustado a la UE, pero cuando miramos a las personas debemos atenderles como seres humanos y si no podemos hacerlo, entonces es que la democracia es una mentira.

A propósito del proyecto Human Flow, intuyo que usted empezó con un teléfono y a medida que fue creciendo fue aumentando las dimensiones del proyecto ¿fue así? Y en segundo lugar quería preguntarle qué opina de la gente que no es beligerante desde el punto de vista político, que ve estas noticias en el telediario pero no les afecta y siguen viviendo como si tal cosa.

Puedo contestar estas dos preguntas en una misma respuesta, claro que quería darle un toque personal al rodaje, pero como dije, a medida que iba avanzando me di cuenta de lo grave que era el problema y sobrepasó lo previsto, por tanto comenzamos a dar más matices. Esto es un drama humanitario, cuando lo vemos en los informativos, hay mucha gente, mis amigos… me dicen que es una política ajena que no depende de nosotros. Pero no es cierto, nos atañe a todos en lo que hacemos, yo como artista estoy vinculado y si me desvinculo como artista, mi arte sería muy superficial. La participación de cada uno debe ser importante, de cada país, y su grado de participación en ello es un signo de su valor democrático.

Pensó en algún momento que su propia participación en el documental podía ser interpretada como narcisista y que usted se considerase a sí mismo como una estrella.

Yo creo que eso sería una interpretación equivocada, no sé si habéis visto los tebeos de Tintín que recorría todo el mundo, yo quiero ser ese niño. Mi actitud ha sido de documentalista, yo no estaba filmando una película de humor negro, yo he querido mostrarme para participar en ello en ese destino que compartimos todo el mundo, plantear una postura, no me siento superior a ellos, de hecho me siento un miembro de todos los refugiados. Quería distinguirlo del modo de hacer las cosas en los Estados Unidos, que cuando hablan de esto, por ejemplo, se sienten los dueños del mundo.

Es una película sobre refugiados hecha por alguien que también ha sido refugiado ¿Por qué no ha hecho referencia a China? ¿Cree que no ha dado la misma relevancia a todos los sitios por igual?

Tengo que reconocer que es un documental pero que no habla de forma completa de todos los paisajes, no he hablado de China, ni de sudamérica, ni de España, ni de Corea del Norte…. pero es el resultado de una observación de un año de contacto por mi parte con los paisajes que habéis visto en el documental. En algunos momentos tuvimos peligro físico, pero no es nada comparado con la vida de los refugiados.

Quería preguntarle si él se siente un refugiado y de entre toda la gente que ha conocido en lugares tan distantes, ¿qué cree que les puede unir a todos, qué cree que tienen en común?

La verdad es que siempre me siento una parte de los refugiados, nací en 1957 y ese mismo año mi padre fue enviado a una zona lejana a trabajar limpiando lavabos en una parte rural de China durante cinco años y no pudo hacer lo que él quería que era escribir, esto hizo que mi padre enfermara mucho y se quedase ciego de un ojo. Fuimos ignorados por tener diferentes opiniones sociales, políticas y culturales y claro que me veo reflejado en ellos, sobre todo en los niños. Lo que hay en común es la esperanza de encontrar un día mejor, para ellos y sobre todo para sus hijos y la valentía de vivir el día al día.

¿Cómo interpreta usted el silencio de los refugiados a través de su arte?

Me ha gustado mucho la pregunta, de hecho el silencio de los 65 millones de refugiados es una humillación a las personas que tenemos voz, no hemos dado el grito que tenemos que dar a los organismos internacionales, el documental es lo que pretende, ser un grito a todos los responsables, a los que rigen el mundo por intereses económicos. Hay que dar una adecuada atención a la gente silenciada y si no conseguimos darle esa atención, el mundo será cada vez más corrupto.

Podéis leer nuestra crítica de Human Flow pulsando aquí

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