miércoles, abril 24, 2024

Crítica de ‘Un don excepcional’: Chris Evans y Marc Webb huyen de los superhéroes para rendirse a la emoción de un drama familiar

Las críticas de José F. Pérez Pertejo: Un don excepcional

Incluso las personas que han conseguido perder el miedo a cometer errores con sus propias decisiones en la vida son capaces de reconocer que si hay algo que les atormenta es equivocarse con las decisiones que toman por sus hijos. Decidir cómo educarles, qué valores inculcarles, a qué colegio llevarles, qué ideas cultivar y de cuales proteger es difícil incluso cuando nuestros hijos no tengan, por la razón que sea, necesidades especiales. Pero si el niño en cuestión es, insisto, por la razón que sea, diferente, la cuestión se puede volver mucho más complicada porque no podemos cobijarnos en el refugio común de “hice lo que la mayoría de la sociedad hace”.

Puede que el niño no sea capaz de relacionarse con los demás niños con lo que se ha dado en llamar “normalidad”, puede que no disfrute viendo los mismos dibujos animados o jugando a los mismos juegos, puede que no se comporte como la “mayoría” de sus colegas o que no responda igual a los mismos estímulos, ya sea por una diferente personalidad, por un trastorno con entidad clínica o, como en el caso de la niña protagonista de la película que nos ocupa, porque sea un superdotado. ¿Hay entonces que tomar decisiones diferentes o podemos empeñarnos en que nuestro hijo haga exactamente las mismas cosas que hacen los hijos de nuestros familiares, amigos, vecinos y conocidos?

Hay mucho de este difícil planteamiento en el fondo argumental del film Un don excepcional (Gifted es su título original) dirigido por Marc Webb que se estrena esta semana en nuestras pantallas. Mary (McKenna Grace) es una niña de siete años que desde el suicidio de su madre ha vivido con su tío (Chris Evans) por expreso deseo de aquella. Su gato tuerto Fred y su vecina Roberta (Octavia Spencer) han formado todo su microcosmos hasta que llega a la edad en que debe ser escolarizada. El contacto de una niña superdotada con una escuela convencional, unos compañeros convencionales y una profesora convencional (Jenny Slate) provoca situaciones que permiten arrancar la película en un tono divertido y entrañable que consigue ganarse al espectador para que luego se implique en todos los vericuetos emocionales a los que Webb va a someterle.

Marc Webb que tras su estimulante debut con (500) días juntos (2009) se había encallado en la dirección de Blockbusters (odio este palabro) con las dos entregas de The Amazing Spiderman (2012 y 2014) vuelve al cine de contar historias mediante personajes y mediante un discurso narrativo fílmico en el cual, no lo podemos negar, hace todas las trampas que están a su alcance para tocar la fibra sensible del espectador; ya saben, ralentizaciones de la imagen, videoclips a base de baladas con puestas de sol, abrazos empañados en lágrimas y primeros planos de los personajes que muestran sus emociones sin ningún tapujo. La película abandona la comicidad inicial para transitar hacia el drama familiar con cierta dosis de peli de abogados y su correspondiente dosis de buenos y malos encarnados, estos últimos, por la abuela de la niña (Lindsay Duncan) que tendrá sus propios planes para su superdotada nieta.

El caso es que a pesar de todos los clichés, a pesar del aire de telefilm deluxe que impregna toda la película y a pesar de que en cierto modo desaprovecha la carga de profundidad que se le podía haber dado al trasfondo explicado en los dos primeros párrafos, la película resulta digna, entrañable y agradable de ver. Y si es así, si se salva del naufragio al que podían abocarle todos los manidos recursos para apretar el lacrimal del espectador es, además de por sus incuestionables buenas intenciones, por el sobresaliente trabajo de sus intérpretes.

La niña McKenna Grace que, contra lo que suele ser habitual en este tipo de películas, no resulta cargante e insoportable, compone un personaje entrañable y querible que funciona muy bien en pantalla con un Chris Evans que demuestra que detrás del musculitos enfundado en pijama de superhéroe del Capitán América hay un buen actor capaz de interpretar, de mostrar emociones y de resultar creíble como ser humano. Excepcional también el trabajo de Jenny Slate cuyo carisma ilumina cada secuencia en la que está presente y lo mismo puede decirse de Octavia Spencer que va camino de convertirse en la versión femenina de Morgan Freeman, una actriz que funciona bien la pongas donde la pongas.

 

1 COMENTARIO

  1. Me gusta la critica y la vere, pues son casos que suceden y me gusta ver lo que piensan de estos. “CONCURSO LION EN DVD”

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